Revista DGratis, Salamanca, del 18 al 24 de febrero de 2011
“Me llamo Ángel Rodríguez Gallardo, tengo 46 años, nací en Aldeadávila de la Ribera, vivo en Vigo y soy profesor universitario en la Universidad de Vigo”, así se presenta este salmantino, que añade “soy hijo de la presa de Aldeadávila, nací en el poblado, en el que vivían mis padres y mis dos hermanos mayores”.
Su padre era un emigrante gallego que trabajó durante años en los Saltos del Duero, de ahí que su infancia estuvo regida por los derroteros profesionales de la familia, de modo que cuando terminó su trabajo en Aldeadávila, se marcharon a Bilbao y luego a Madrid. “Mi paso por Aldeadávila fue corto, apenas los primeros años de mi existencia”, a pesar de lo cual, reconoce que mantiene un vínculo afectivo muy importante con esta tierra.
Ángel es licenciado en Filología hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Santiago de Compostela y diploma de Estudios Avanzados en Historia contemporánea por la UNED. Ha trabajado comoprofesor de Enseñanza Secundaria en Navarra y Galicia, profesor en la Universidad de Vigo, y actualmente profesor contratado como doctor en dicha Universidad. Ha sido profesor invitado en la Universidad de la Patagonia de Argentina, investigador invitado en la Universidad Autónoma de México, en el Centro de Etnología de la Universidad Nova de Lisboa, en el Centro de Lingüística de la Universidad de Lisboa, en el Centro de Estudios Interdisciplinares Século XX de Coimbra, y en la actualidad también es profesor invitado en la Facultad de letras de la Universidad de Coimbra, donde imparte Cultura Española y un máster de enseñanza de español.
Este salmantino ha trabajado también como investigador sobre gramática del español, sobre análisis del discurso y sobre Historia Contemporánea de España. En esos ámbitos ha publicado varios libros y docenas de artículos de investigación.
“Últimamente trabajo en varias cosas y en diferentes líneas de investigación. En el campo de la lingüística, estoy terminando un trabajo sobre la escritura cotidiana –cartas, postales, graffiti- escrita por personas semialfabetizadas. En el campo de la Historia voy a publicar un trabajo sobre los refugiados gallegos en Portugal durante la Guerra Civil española. Además, el próximo mes de marzo presento un documental que he codirigido sobre la memoria de las mujeres gallegas durante el franquismo”, explica.
El profesor confiesa que le gustaría escribir en el futuro alguna cosa sobre Las Arribes, en concreto sobre la presencia de gallegos en la construcción de las obras hidráulicas de los saltos del Duero.
“Debo decir que voy muy poco a las Arribes, sólo recientemente he retomado el contacto con la zona, y confieso que me gustaría hacerlo más, pero tengo la impresión de que se siguen manteniendo las pautas del dialecto salmantino”.
En las últimas visitas a la tierra que le vió nacer, asegura haber sentido una mezcla de nostalgia abstracta, siempre con la impresión de que sus orígenes, el inicio de su existencia están allí.
“Sobre los Saltos del Duero, sobre Aldeadávila en concreto, hubo siempre en el discurso familiar una referencia mítica. Mis padres construyeron sus vidas y lo que luego fueron y fuimos por su relación con IBERDUERO. La construcción de los saltos del Duero les construyó a ellos como personas, y se implicaron en construir una sociedad mejor a base de darles a sus hijos una buena educación”, comenta el salmantino.
"Curiosamente, añade, soy la única persona de mi familia que ha hecho el camino inverso al que hizo mi padre, -un emigrante gallego que se marchó de su tierra para no volver-. Yo me fui de Madrid, recalé en Galicia y aún no he regresado a ninguno de mis lugares de origen, sean estos Salamanca, o Madrid”.
Claro que le gustaría volver, confiesa “uno siempre está dispuesto a regresar a sus orígenes, pero la vida hace lo posible para que eso muchas veces no ocurra”.
“Me llamo Ángel Rodríguez Gallardo, tengo 46 años, nací en Aldeadávila de la Ribera, vivo en Vigo y soy profesor universitario en la Universidad de Vigo”, así se presenta este salmantino, que añade “soy hijo de la presa de Aldeadávila, nací en el poblado, en el que vivían mis padres y mis dos hermanos mayores”.
Su padre era un emigrante gallego que trabajó durante años en los Saltos del Duero, de ahí que su infancia estuvo regida por los derroteros profesionales de la familia, de modo que cuando terminó su trabajo en Aldeadávila, se marcharon a Bilbao y luego a Madrid. “Mi paso por Aldeadávila fue corto, apenas los primeros años de mi existencia”, a pesar de lo cual, reconoce que mantiene un vínculo afectivo muy importante con esta tierra.
Ángel es licenciado en Filología hispánica por la Universidad Complutense de Madrid, doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Santiago de Compostela y diploma de Estudios Avanzados en Historia contemporánea por la UNED. Ha trabajado comoprofesor de Enseñanza Secundaria en Navarra y Galicia, profesor en la Universidad de Vigo, y actualmente profesor contratado como doctor en dicha Universidad. Ha sido profesor invitado en la Universidad de la Patagonia de Argentina, investigador invitado en la Universidad Autónoma de México, en el Centro de Etnología de la Universidad Nova de Lisboa, en el Centro de Lingüística de la Universidad de Lisboa, en el Centro de Estudios Interdisciplinares Século XX de Coimbra, y en la actualidad también es profesor invitado en la Facultad de letras de la Universidad de Coimbra, donde imparte Cultura Española y un máster de enseñanza de español.
Este salmantino ha trabajado también como investigador sobre gramática del español, sobre análisis del discurso y sobre Historia Contemporánea de España. En esos ámbitos ha publicado varios libros y docenas de artículos de investigación.
“Últimamente trabajo en varias cosas y en diferentes líneas de investigación. En el campo de la lingüística, estoy terminando un trabajo sobre la escritura cotidiana –cartas, postales, graffiti- escrita por personas semialfabetizadas. En el campo de la Historia voy a publicar un trabajo sobre los refugiados gallegos en Portugal durante la Guerra Civil española. Además, el próximo mes de marzo presento un documental que he codirigido sobre la memoria de las mujeres gallegas durante el franquismo”, explica.
El profesor confiesa que le gustaría escribir en el futuro alguna cosa sobre Las Arribes, en concreto sobre la presencia de gallegos en la construcción de las obras hidráulicas de los saltos del Duero.
“Debo decir que voy muy poco a las Arribes, sólo recientemente he retomado el contacto con la zona, y confieso que me gustaría hacerlo más, pero tengo la impresión de que se siguen manteniendo las pautas del dialecto salmantino”.
En las últimas visitas a la tierra que le vió nacer, asegura haber sentido una mezcla de nostalgia abstracta, siempre con la impresión de que sus orígenes, el inicio de su existencia están allí.
“Sobre los Saltos del Duero, sobre Aldeadávila en concreto, hubo siempre en el discurso familiar una referencia mítica. Mis padres construyeron sus vidas y lo que luego fueron y fuimos por su relación con IBERDUERO. La construcción de los saltos del Duero les construyó a ellos como personas, y se implicaron en construir una sociedad mejor a base de darles a sus hijos una buena educación”, comenta el salmantino.
"Curiosamente, añade, soy la única persona de mi familia que ha hecho el camino inverso al que hizo mi padre, -un emigrante gallego que se marchó de su tierra para no volver-. Yo me fui de Madrid, recalé en Galicia y aún no he regresado a ninguno de mis lugares de origen, sean estos Salamanca, o Madrid”.
Claro que le gustaría volver, confiesa “uno siempre está dispuesto a regresar a sus orígenes, pero la vida hace lo posible para que eso muchas veces no ocurra”.
"La recta de La Codi" vista desde el Poblado del Salto de Aldeadávila. Está en el T.M. de Mieza de la Ribera
Antiguo molino de cereal en Mieza, en la desembocadura del arroyo del Rupinal, a 50 metros de las casas del Poblado.
Estatuas de la "Gran Bóveda" de Pablo Serrano, en el Poblado del Salto de Aldeadávila
Ángel Rodríguez con Roberto, en el Centro de Recepción de Visitantes de Aldeadávila de la Ribera, este verano de 2010.
La madre de Ángel en la presa de Aldeadávila, todavía finalizándose, hacia 1963