Pobres novillos, son jóvenes...
El escritor y Maestro Eusebio Ledesma Nieto nos describe una escena espeluznante de brutalidad con los toros de Aldeadávila de la Ribera, una escena que debió de ser habitual en muchos de los pueblos de la Ribera salmantina, y en general de toda Salamanca, en la primera década del siglo XX.
Su libro: "Mi Tierra LAS ARRIBES DEL DUERO, mi pueblo: ALDEADÁVILA de la RIBERA" atesora muchas imágenes realistas y descripciones interesantísimas de cómo era la vida en el pueblo más señero de las Arribes del Duero.
La descripción de cómo los jóvenes o Partidas ribereñas mataban a un lindo toro con millares de picas desafiando al cielo y gritando, como si del "Cuadro de las Lanzas de Velázquez" fue muy real, y es necesario enmarcarla en la grandísima pobreza que nos azotó -a nuestros abuelos- en la Gran emigración salmantina a partir de 1895, ello hizo que no se contrataran toreros, por lo que los mozos volvieron a capear los novillos ellos mismos, lo mismo que hicieran en la Edad Media.
Habrá opiniones para todos los gustos ante la vista de estas imágenes del primer encierro de Fuenteguinaldo, o de las matanzas de Tordesillas, pero yo prefiero ver a los toritos corriendo sin tanta pica, y por supuesto lo del Toro de la Vega de Tordesillas...
El escritor y Maestro Eusebio Ledesma Nieto nos describe una escena espeluznante de brutalidad con los toros de Aldeadávila de la Ribera, una escena que debió de ser habitual en muchos de los pueblos de la Ribera salmantina, y en general de toda Salamanca, en la primera década del siglo XX.
Su libro: "Mi Tierra LAS ARRIBES DEL DUERO, mi pueblo: ALDEADÁVILA de la RIBERA" atesora muchas imágenes realistas y descripciones interesantísimas de cómo era la vida en el pueblo más señero de las Arribes del Duero.
La descripción de cómo los jóvenes o Partidas ribereñas mataban a un lindo toro con millares de picas desafiando al cielo y gritando, como si del "Cuadro de las Lanzas de Velázquez" fue muy real, y es necesario enmarcarla en la grandísima pobreza que nos azotó -a nuestros abuelos- en la Gran emigración salmantina a partir de 1895, ello hizo que no se contrataran toreros, por lo que los mozos volvieron a capear los novillos ellos mismos, lo mismo que hicieran en la Edad Media.
Habrá opiniones para todos los gustos ante la vista de estas imágenes del primer encierro de Fuenteguinaldo, o de las matanzas de Tordesillas, pero yo prefiero ver a los toritos corriendo sin tanta pica, y por supuesto lo del Toro de la Vega de Tordesillas...
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