ESCENARIOS DE CINE EN SALAMANCA
Las Arribes del Duero, el idílico Cañón mediterráneo situado en plena meseta castellano y leonesa, con sus 500 metros de profundidad ha sorprendido desde siempre, y ha sido un extraordinario escenario natural para filmar cortos, películas, y hasta super producciones de Hollywood con 5 oscars.
La admiración y el ensueño por los paisajes de las Arribes del Duero, y por sus peculiares costumbres ribereñas se leen en hermosos pasajes del cura Gil González Dávila, que a principios del s.XVII nos habla de la pesca de lampreas en Mieza de la Ribera, de la cima de La Peña Gorda, o del sorprendente Salto del Caballero, donde cuatro siglos después se levantaría la sorprendente Presa de Aldeadávila de la Ribera.
Los primeros escritores o artistas que nos hablan de los Cañones del Duero son Matilde Cherner en el siglo XIX con su novela "La venganza", el novelista y pensador Miguel de Unamuno -1895, 1898, 1902- a quien debemos los primeros fotogramas en cristal de sus correrías a lomos de caballerías por estos mediterráneos caminos, y su hermosa literatura.
Pero el cine entendido como el VII arte, y destinado a dar a conocer historias en movimiento, inquietudes de personas, tragedias personales en cabinas telefónicas, o una apasionada historia de amor rusa ambientada también en la fábrica de la Presa de Iberdrola en Aldeadávila, comienza realmente con Fernando López Hepténer -Écija, Sevilla 1902- Zamora 1993-. Hepténer conoce por primera vez el Cañón del Duero en Muelas del Pan, al ser contratado como topógrafo por la emprendedora empresa eléctrica "Saltos del Duero": desde entonces su vida quedaría unida a esta empresa y a este sorprendente paisaje.
Fernando López Hepténer se hace cargo del revelado de tomas fotográficas y documentales, informando del avance de las obras del Salto de Ricobayo, que enviaba a la sede de la Compañía en Bilbao: la primera cita de su labor la tenemos el 26 de abril de 1929:
"Probando el cine (sale para Bilbao una película)". Es la primera peli filmada en las Arribes del Duero, como las instantáneas de Unamuno en 1898 fueran las primeras fotografías. Habían transcurrido exactamente 31 años, porque ambos acontecimientos tuvieron lugar en plena primavera -el momento más cinematográfico del Cañón-.
Os dejo con unas imágenes de La Cabina, con el inolvidable José Luis López Vázquez, en el interior de la Central de Aldeadávila de la Ribera, en las carreteras de Lumbrales a la Zarza de Pumareda, y el Abanico, Laverde, y las carreteras alpinas que suben al Parque de Líneas del Salto de Aldeadávila.
¡Qué belleza de cortos y paisajes!!
Las Arribes del Duero, el idílico Cañón mediterráneo situado en plena meseta castellano y leonesa, con sus 500 metros de profundidad ha sorprendido desde siempre, y ha sido un extraordinario escenario natural para filmar cortos, películas, y hasta super producciones de Hollywood con 5 oscars.
La admiración y el ensueño por los paisajes de las Arribes del Duero, y por sus peculiares costumbres ribereñas se leen en hermosos pasajes del cura Gil González Dávila, que a principios del s.XVII nos habla de la pesca de lampreas en Mieza de la Ribera, de la cima de La Peña Gorda, o del sorprendente Salto del Caballero, donde cuatro siglos después se levantaría la sorprendente Presa de Aldeadávila de la Ribera.
Los primeros escritores o artistas que nos hablan de los Cañones del Duero son Matilde Cherner en el siglo XIX con su novela "La venganza", el novelista y pensador Miguel de Unamuno -1895, 1898, 1902- a quien debemos los primeros fotogramas en cristal de sus correrías a lomos de caballerías por estos mediterráneos caminos, y su hermosa literatura.
Pero el cine entendido como el VII arte, y destinado a dar a conocer historias en movimiento, inquietudes de personas, tragedias personales en cabinas telefónicas, o una apasionada historia de amor rusa ambientada también en la fábrica de la Presa de Iberdrola en Aldeadávila, comienza realmente con Fernando López Hepténer -Écija, Sevilla 1902- Zamora 1993-. Hepténer conoce por primera vez el Cañón del Duero en Muelas del Pan, al ser contratado como topógrafo por la emprendedora empresa eléctrica "Saltos del Duero": desde entonces su vida quedaría unida a esta empresa y a este sorprendente paisaje.
Fernando López Hepténer se hace cargo del revelado de tomas fotográficas y documentales, informando del avance de las obras del Salto de Ricobayo, que enviaba a la sede de la Compañía en Bilbao: la primera cita de su labor la tenemos el 26 de abril de 1929:
"Probando el cine (sale para Bilbao una película)". Es la primera peli filmada en las Arribes del Duero, como las instantáneas de Unamuno en 1898 fueran las primeras fotografías. Habían transcurrido exactamente 31 años, porque ambos acontecimientos tuvieron lugar en plena primavera -el momento más cinematográfico del Cañón-.
Os dejo con unas imágenes de La Cabina, con el inolvidable José Luis López Vázquez, en el interior de la Central de Aldeadávila de la Ribera, en las carreteras de Lumbrales a la Zarza de Pumareda, y el Abanico, Laverde, y las carreteras alpinas que suben al Parque de Líneas del Salto de Aldeadávila.
¡Qué belleza de cortos y paisajes!!
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