En cuanto buceas un poco en la historia reciente de Salamanca, en nuestra "Habla de la Ribera", en la cultura, en los viajes por la tierra de Salamanca, en nuestra literatura siempre está presente Miguel de Unamuno. Cuanto más se escribe sobre él, más puertas quedan abiertas a su pensamiento.
Esto también le ha pasado al investigador, etnólogo y rescatador de la cultura tradicional ribereña Daniel Cruz-Sagredo al estudiar el Contrabando entre España y Portugal.
Al hacerme con el libro suyo
"Contrabandistas somos y en el descamino nos encontraremos",
pensé de inmediato que sería una valiosa colección de relatos populares de estas esforzadas gentes que pasaban la agreste frontera entre España y Portugal, o al revés, nada más ajeno al pensamiento de esta magnífica obra.
El estudio, premiado por la Junta de Castilla y León (menos mal), analiza este comercio desde un punto de vista integral, sobre todo económico y en las bases que lo promovieron, también hundiendo sus raíces en la Historia.
Y claro, no podía faltar la figura estudiosa y reflexiva del charro-vasco universal MIGUEL DE UNAMUNO.
Resulta que sus fuentes las dejaba entrever, para no comprometerlas en absoluto, pero se documentó de una manera importante en esta faceta del comercio transfronterizo. Miguel de Unamuno, en sus célebres fotos del 2 de mayo de 1902 en Mieza de la Ribera y Vilvestre le apoda
"Don Pepito, el Gran Elector".
Cruz-Sagredo, en su magníficio trabajo escribe:
"Ejemplo de empresario del contrabando lo fue José Martín, alias Pepín o el Tío Nano, de Vilvestre (Salamanca).
Se trata de un self made man, un hombre hecho a sí mismo, utilizando la expresión economicista. Según nos cuenta Afrodísio, jubilado y tamborilero en activo, de Vilvestre, el Tío Nano ejerció multitud de oficios. No queriendo trabajar la tierra, fue buhonero, trajinó para otros, ejerció el estraperlo cuando las circustancias le fueron propicias, fue tratante de ganado, feriante, comerciante e incluso secretario del Juzgado de Paz. Pero su mayor mérito estuvo en organizar, de manera industrial el tradicional contrabando de los pueblos arribeños. Con una personalidad que compensaba su escasa estatura (de ahí, de enano el aposo o mote que le dieron), supo seducir no sólamente a Miguel de Unamuno y a la cámara fotográfica de Gombau, sino a multitud de desheredados y gentes de bien de su época, que hicieron posible el desarrollo de esta peculiar industria.
José Martín murió rico y sin descendencia"....
Daniel Cruz-Sagredo
Edita: Junta de Castilla y León. Gabinete de Iniciativas Transfronterizas.
ISBN: 978-84-96935-29-7
NOTA: en una reciente discusión en el grupo MIEZA DE LA RIBERA en facebook me indican que está tomada la foto en la calle Ortiga, a la altura del corral del Faroles en Mieza de la Ribera, SALAMANCA.
Esto también le ha pasado al investigador, etnólogo y rescatador de la cultura tradicional ribereña Daniel Cruz-Sagredo al estudiar el Contrabando entre España y Portugal.
Al hacerme con el libro suyo
"Contrabandistas somos y en el descamino nos encontraremos",
pensé de inmediato que sería una valiosa colección de relatos populares de estas esforzadas gentes que pasaban la agreste frontera entre España y Portugal, o al revés, nada más ajeno al pensamiento de esta magnífica obra.
El estudio, premiado por la Junta de Castilla y León (menos mal), analiza este comercio desde un punto de vista integral, sobre todo económico y en las bases que lo promovieron, también hundiendo sus raíces en la Historia.
Y claro, no podía faltar la figura estudiosa y reflexiva del charro-vasco universal MIGUEL DE UNAMUNO.
Resulta que sus fuentes las dejaba entrever, para no comprometerlas en absoluto, pero se documentó de una manera importante en esta faceta del comercio transfronterizo. Miguel de Unamuno, en sus célebres fotos del 2 de mayo de 1902 en Mieza de la Ribera y Vilvestre le apoda
"Don Pepito, el Gran Elector".
Cruz-Sagredo, en su magníficio trabajo escribe:
"Ejemplo de empresario del contrabando lo fue José Martín, alias Pepín o el Tío Nano, de Vilvestre (Salamanca).
Se trata de un self made man, un hombre hecho a sí mismo, utilizando la expresión economicista. Según nos cuenta Afrodísio, jubilado y tamborilero en activo, de Vilvestre, el Tío Nano ejerció multitud de oficios. No queriendo trabajar la tierra, fue buhonero, trajinó para otros, ejerció el estraperlo cuando las circustancias le fueron propicias, fue tratante de ganado, feriante, comerciante e incluso secretario del Juzgado de Paz. Pero su mayor mérito estuvo en organizar, de manera industrial el tradicional contrabando de los pueblos arribeños. Con una personalidad que compensaba su escasa estatura (de ahí, de enano el aposo o mote que le dieron), supo seducir no sólamente a Miguel de Unamuno y a la cámara fotográfica de Gombau, sino a multitud de desheredados y gentes de bien de su época, que hicieron posible el desarrollo de esta peculiar industria.
José Martín murió rico y sin descendencia"....
Daniel Cruz-Sagredo
Edita: Junta de Castilla y León. Gabinete de Iniciativas Transfronterizas.
ISBN: 978-84-96935-29-7
NOTA: en una reciente discusión en el grupo MIEZA DE LA RIBERA en facebook me indican que está tomada la foto en la calle Ortiga, a la altura del corral del Faroles en Mieza de la Ribera, SALAMANCA.
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