La primera referencia documental que tenemos de Santa Marina en tierras castellanas y leonesas es "La Crónica Najerense", descubierta a principios del s.XX, y datada en el año 1209.
Habla de una serie de propiedades eclesiásticas y de devociones, y en ella figura la villa riojana de Letesma, y al devoción a Santa Marina, ya antes, pues, de dicho año de 1209. Está escrita, por otra parte, en latín. Diversos autores ya nos informan de que no hay que confundir la Santa marina gallega( de Orense y Pontevedra), con la Santa marina castellana. La nuestra sería la castellana.
Así las cosas, es necesario situar La Leyenda de Santa Marina en una dimensión adecuada, y esto es así, porque dos de los sabios que más han investigado sobre nuestra tierra, tanto Las Arribes salmantinas, como portuguesas, llegaron a la conclusión de que no procedía de Las Uçes, sino de Mogadouro. Gil González Dávila en su célebre "Teatro de Salamanca", y el Abade de Baçal, en su voluminosa obra: "Memórias arqueológico-históricas do distrito de Bragança: repositório amplo de notícias corográficas, hidro-orográficas, geológicas, mineralógicas, hidrológicas, biobibliográficas, heráldicas (...) (2ª ed.). Bragança: 2000", ambos sabios afirman que nació en Mogadouro, e incluso el Abade de Baçal-muy respetado en nuestro vecino Portugal, afirma que la cabeza, en bandeja de plata se conserva en la parroquia de su pueblo: Baçal ( él fue el párroco de su pueblo largos años), y el resto en el monasterio de Laverde-Aldeadávila-, os dejo un extracto:
“MARINA,Santanão há certezas, mas há boas razões para acreditar, diz o Abade de Baçal (Tomo VII das suas Memórias, pags. 292/3) que terá nascido em Mogadouro. Quem a aponta como Portuguesa é Gil Gonçalez de Ávila, no seu Teatro de Salamanca, p. 261. Também ao tempo em que Santa Marina viveu e foi santificada pelo martírio, Mogadouro era vagamente terra da Península Ibérica. Portugal vem muito depois. O Corpo da santa guarda se com grande veneração, em sepulcro de mármore, na Igreja do Convento que tem o seu nome, da Ordem Franciscana, situado meia légua a nascente da povoação portuguesa de Lagoaça (Bragança), embora já em território espanhol do bispado de Salamanca. Mais diz o Abade de Baçal que a cabeça da Santa, encastoada em prata, se guarda, com grande veneração na sua igreja e é dada a beijar ao povo no dia da Ascensão, sendo a sua festa celebrada, com grande solenidade, em 4 de Maio de cada ano. Tem no sepulcro um epitáfio, escrito numa tábua pendurada, em latim que o Tomo VII, já referido, transcreve."
MARINA, Santa (Séc. XV)“Religiosa portuguesa, natural (segundo parece) de Mogadouro. A admitir o que afirmam alguns autores, ter se ia isolado, numa gruta, "nos desertos de Salamanca", com o objectivo de alcançar indulgências pontifícias. Viveu, até à morte, uma vida contemplativa e de anacoreta. Depois do seu passamento, a gruta em que morreu tornou-se objecto de piedosa romaria, começando Marina a ser muito venerada. O seu corpo encontrase, num túmulo de mármore, na igreja do mosteiro fransciscano de Santa Maria (ou Mariana, como a designa o Arueo Historico), próximo de Lagoaça (distrito de Bragança). A cabeça da Santa é exposta à veneração dos fiéis, no dia da Ascenção. O seu epitáfio sepulcral é o seguinte: "Hic jacet corpus humillimae atque devotissimae servae Dei B. Marinae. Que hoc desertum, ut Christo Domino Felicius, totoque Pectore vacaret, a sua juventu Petiit, quaeque Felicissime, atque Catholice extremum in loco clauset diem. At cujus tandem honorem sacra haec aedeaedificata fuit". Festejada, pela Igreja, em 4 de Maio”.
Por otra parte el "Libro de los Lugares y Aldeas del Obispado de salamanca (1604-1629)" que estamos analizando vuelve a rompernos el mito, y nos dice que en dichos años había muchas más ermitas dedicadas a Santa Marina, la castellana, en concreto en: Corporario, Yecla de Yeltes, Miranda del Castañar, Cepeda del Castañar, Escurial de la Sierra, etc. y que en la ermita de Machacón (Francos) "se conservaban las reliquias de Santa Marina y San Blas".
Como véis, la polémica está servida, y una vez más en la Historia, se comprueba que es necesario abandonar el dogmatismo, y lo mejor es realizar análisis históricos encuadrados dentro de una comarca o una provincia, contextualizando la Historia.
En la próxima entrega de este Libro, hablaremos del recrecimiento de una Torre-castillo en 1629: la de Miranda del Castañar, y de cómo colaboran los vecinos picando la piedra, y colaborando con el maestro cantero, cómo el pueblo decide realzar su Torre.
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