Aquí os dejo varias imágenes de esta emprendedora idea, dedicada a cuidar de los burritos, esos bellísimos animales que tanto nos han acompañado en el tiempo.
Esta iniciativa se está llevando a cabo en Aldeadávila de la Ribera (Salamanca). Daniel, en una finca situada a las afueras de Aldeadávila, en la carretera de La Zarza de Pumareda trata de rescatar estos bellísimos animales.
MIGUEL de UNAMUNO a lomos de CABALLERÍAS por los caminos de ALDEADÁVILA, camino de su "Santa Misión" al monasterio de LAVERDE y RIVAS. Carnavales de 1898.
Contrabandistas los dos Hermanos pericos y Eugenio Grasset, entre el Picón de Felipe y El Cuerno, en 1906.
Cuento tradicional: "El niño, el viejo y el burrito"
"Un viejo y un joven viajaban con un asno. Al llegar a la aldea caminando junto al animal, los niños de la escuela rieron al verlos pasar diciendo: “¡ Mira esos tontos, tienen un asno robusto y van caminando, por lo menos el viejo podría montarse en el!”. Al escuchar a los niños, los hombres pensaron que deberían de seguir el consejo, pues pronto llegarían a otra población y la gente se volvería a reír de ellos. Así pues, el viejo se monto en el burro y el joven camino detrás. Entonces encontraron un grupo de gente que los miro y dijo: “¡Mirad! El hombre viejo montado en el burro y el pobre muchacho caminando.” Así que cambiaron puestos, el hombre viejo camino y el joven monto en el burro. Entonces otro grupo de gente se acerco y dijo: “¡ Mira que muchacho más arrogante! Quizás el viejo es su padre o su maestro, y va caminando mientras el joven va montado en el burro. Esto es contrario a toda norma!” Ahora, ¿que podían hacer? Ambos decidieron probar la única posibilidad restante: Sentarse los dos en el burro. Así que montaron ambos en él. Entonces otro grupo se acerco y dijo: “¡ Mirad que gente tan violenta! El pobre burro esta casi muerto, mejor sería que lo cargaran ellos en sus hombros.” Así que otra vez lo discutieron y decidieron llevar al burro en hombros, pues de otra manera la gente de la aldea vecina los llamarían tontos. Por lo tanto, cortaron un bambú, colgaron al burro de las patas y lo cargaron. El pobre animal trato de rebelarse -como cualquier burro lo haría- y trato de escapar, pues no era un fanático de la sociedad, no creía en la opinión de los otros. Pero los dos hombres estaban empeñados y lo forzaron, así que el burro se doblegó. Precisamente cruzaron el puente para cruzar a la aldea cuando una multitud se reunió alrededor suyo y exclamó: “¡ Mirad a esos tontos! Jamás existieron idiotas semejantes, en vez de montar el burro lo llevan a cuestas. ¿Se habrán vuelto locos?” El burro mientras tanto se puso inquieto, tan inquieto que saltó y se cayó desde el puente al río, matándose enseguida. Ambos bajaron al río y junto al animal muerto el hombre viejo habló al muchacho: "Mira, así como el burro, tu estarás muerto si escuchas demasiado la opinión de los demás. No te preocupes de los demás, pues ellos son muchos y tienen su propia mente, por lo que dirán siempre cosas diferentes. Escucha tu voz interior, siéntela y muévete de acuerdo a ella".
Los mulos y borriquitos siempre han desempeñado en las Arribes un papel fundamental, clave para el transporte de los productos del campo y las personas por los estrechos bancales de las Arribes. Miguel de Unamuno, fiel siempre a las creencias y prácticas del pueblo los usó cómodamente en sus visitas a las Arribes en mayo de 1898 y 1902. Aquí vemos los grupos de caballerías que usó en Fermoselle y Aldeadávila de la Ribera:
Caballerías y burritos en los primeros días de mayo, 1902, imprescindibles para el viaje de Unamuno y sus amigos a las Arribes de Aldeadávila, y al célebre retiro de La Verde.
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