El lema turístico de actualidad es: " La RIOJA, el vino que da nombre a una Región". Es un eslógan muy afortunado, que aprovechando el tirón internacional de la DO Rioja, pretende promocionar turísticamente a esta Región.
Durante el franquismo era "la provincia de Logroño". No hay nada más puramente español que un sr. de Logroño, es otro eslógan, quizás un estereotipo.
En la vida usamos muchos estereotipos, tendemos a clasificar mentalmente todo en cajones, lo que nos ahorra mucho esfuerzo mental ante las vivencias nuevas, un cajón de lo bueno, otro de lo malo, otro neutro...
La impresión de una persona que entra en La Rioja desde el País Vasco por la antigua carretera N-124 es sencillamente impresionante, abriéndote paso entre unos murallones rocosos verticales de la grandiosa Sierra de Cantabria. Dejas atrás la monótona Llanada Alavesa, y se abre paso un impresionante valle verde, salpicado de unas colinas o chimeneas curiosas por doquier.
Si entras en La Rioja por Pancorbo, también sorprende muchísimo, porque dejas atrás una tierra parda de cereal, y se abre a la vista un inmenso valle verde, gracias a las nuevas plantaciones de viñedo. Aquí todo es verde, y cualquier cacho de tierra que plantes es muy rentable. Por eso si te das un paseo por ciudades como Santo Domingo, los verdaderos Mercedes o Lamborginis son los tractores de los agricultores. Aquí la tierra es muy rica.
Pero volvemos a las impresiones visuales, y nos olvidamos por un momento de la Economía.
Este es un inmenso valle, lleno a su vez de pequeños valles. Es una región física lógica: al norte un inmenso río, el Ebro (Iber) y una cadena montañosa, la ya nombrada Sierra de Cantabria (aunque no pasa por Cantabria), y al sur una cadena montañosa impresionante, la Sierra de la Demanda, con sus dos miles sobresaliendo en el cielo por todas partes. Pero sería un valle con todo como otros muchos. Lo impresionante de esta tierra es ese color verde intenso de la hoja de las viñas, y las chimeneas volcánicas que rompen la uniformidad del valle.
Si entras a La Rioja por Laguardia a las 10 de la mañana a tomar un café en Cenicero, puedes encontrarte tranquilamente a dos señoras en animada conversación tomando no un café, sino un espléndido vino de Rioja. saben vivir bien la vida.
Pero este valle, no sólo es una maravilla para la vista, la gente es maravillosa, con muy buen carácter, aunque algo recio, y lo que más llama la atención son esos nombres tan sonoros, tan característicos de esta tierra: Oja, Olláuri, Cuzcurrita, Ojacastro, Zorraquín, Valgañón, Leiza, Cihuri, Ochánduri, Herramélluri, Laminiturri, Cameros, Valvanera (Balbanera), Anguiano, Fonzaleche, Sajazarra, y un largo etcétera de preciosa toponimia riojana. Cómo no, se me olvidaba: Ezcaray y la omnipresente Cogolla.
La toponimia es la antigua lengua de nuestros pastores medievales, la que nos habla en cada rincón un extraño lenguaje que ya desconocemos por completo.
El precioso pico San Lorenzo con sus 2.272 metros, es sencillamente impresionante, visto a 30 kms a la redonda, desde Haro o Santo Domingo de la Calzada, con sus hombros montañosos, y su coronilla nevada (ahora menos). Este majestuoso pico para los romanos era la Cogulla, y para los vascones, que lo tomaron de sus antiguos amos, era la Cuculla, por eso el apellido Cogolla que tienen tantos pueblos de la región.
En el recio idioma castellano, pueblo grande se dice Villa, pero en otros idiomas menos recios y más dulces, el término se suaviza mucho: así en portugués, o en gallego o en bable astur-leonés es Villar; pues bien, en el antiguo idioma hablado aquí era Uri, por eso tantos pueblos terminan en uri, que es un término muy sonoro del vascuence.
Los términos antiguos eran por lo general muy hermosos y muy sonoros, pero se van perdiendo. Así la actual Sierra de la Demanda se llamaba Andía, pero a raíz de un pleito medieval entre dos pueblos pasó a emplearse el término de la Demanda, que después de todo no es tan feo.
Recomiendo un viaje desde Santo Domingo de la Calzada (la ciudad que encantó al general Pompidou), hasta Ezcaray, siguiendo todo el valle del río Oja, que es el que realmente da nombre a la región, y no el vino. Siempre tienes a la vista allí arriba en el cielo la majestuosa Cuculla con sus 2.272 metros, reinando sobre un valle que está a 800 metros sólo. Parece ser que en este profundo valle se hablaba vascuence (ahora dicen euskera) desde el tiempo de los romanos hasta el siglo XV. Esto explica esta toponimia tan rica y hermosa, que si se termina perdiendo, daría un carácter recio y duro a esta región.
Desde Santo Domingo pronto llegamos a Ojacastro, que es el pueblo que realmente ha dado nombre a todo el valle, hasta Logroño. Oja Castro nos habla de un antiguo castro elevado sobre un río al que se llamó Oja, y en la antigua toponimia Ogga u Ohia. El significado del término sólo es explicable para los que dominan el vascuence (euskera), y habla de las numerosas hojas de árbol que caen sobre sus aguas, según me contaron. Osea, que no es el vino, sino las hojas de los árboles. Pero lo que es más curioso de este valle del Oja, es que pasado un puente, y aguas abajo el río desparece: ¿dónde está?. Pues sencillamente en el subsuelo, por debajo de los guijarros, que es su verdadero curso. Entonces, el vino, las hojas de los chopos, nos hablan del nombre medieval escrito de esta tierra, que era OIHANARA. OHIA que es el Oja actual, y NARA que es ARAN en vasco.
Una vez llegados a Ezcaray, después de refrescarnos en las fuentes de Laminiturri (fuente de Lamini), perdemos de vista la cumbre del san Lorenzo, porque ya estamos en sus faldas, y aprece la impresionante peña de san Torcuato, que cierra el alto valle, y que curiosamente da nombre a la Villa de Ezcaray: Peña Alta en vascuence (Aitz Garai). Aquí, después de comer en Casa Echaurren, cruzamos el río Oja y emprendemos la subida al san Lorenzo, por una pista muy fresca al principio, porque Ezcaray es un pueblo muy arbolado.
Pasamos por la aldea de Cilbarrena, y aquí ya cruzamos el arroyo Urdanta, donde nos encontramos con el último pastor que habita esta hermosa aldea. Le preguntamos por el significado del término Urdanta, y por el nombre de las peñas que se divisan mirando en vertical.
El significado del término Urdanta lo desconoce el pastor lógicamente, y también los linngüistas vasquistas más estudiosos. Parece ser que es un término indoeuropeo, anterior en mucho tiempo al latín, y que tiene que ver con el movimiento tan fuerte de las aguas en primavera del río Urdanta, según se precipita al valle, desde los hombros del San Lorenzo.
Aquí nos tomamos un descanso con el pastor, para que en la próxima entrada terminemos nuestro ascenso a la Cuculla, y descendamos por otro valle, el valle de Valvanera (escrito Balbanera todavía en el siglo XX).
La bandera de la Rioja, como su Tierra es muy luminosa y colorida:
Para los que me digan porqué resucito el término vascuence, en lugar de euskera, me remito a nuestros queridos escritores Miguel de Unamuno y Juno, y Pío Baroja, ambos hablantes de esta hermosa lengua. Unamuno de su dialecto bizkaino, y Baroja del nabarro-occidental, y sin embargo siempre escribieron en castellano.
Durante el franquismo era "la provincia de Logroño". No hay nada más puramente español que un sr. de Logroño, es otro eslógan, quizás un estereotipo.
En la vida usamos muchos estereotipos, tendemos a clasificar mentalmente todo en cajones, lo que nos ahorra mucho esfuerzo mental ante las vivencias nuevas, un cajón de lo bueno, otro de lo malo, otro neutro...
La impresión de una persona que entra en La Rioja desde el País Vasco por la antigua carretera N-124 es sencillamente impresionante, abriéndote paso entre unos murallones rocosos verticales de la grandiosa Sierra de Cantabria. Dejas atrás la monótona Llanada Alavesa, y se abre paso un impresionante valle verde, salpicado de unas colinas o chimeneas curiosas por doquier.
Si entras en La Rioja por Pancorbo, también sorprende muchísimo, porque dejas atrás una tierra parda de cereal, y se abre a la vista un inmenso valle verde, gracias a las nuevas plantaciones de viñedo. Aquí todo es verde, y cualquier cacho de tierra que plantes es muy rentable. Por eso si te das un paseo por ciudades como Santo Domingo, los verdaderos Mercedes o Lamborginis son los tractores de los agricultores. Aquí la tierra es muy rica.
Pero volvemos a las impresiones visuales, y nos olvidamos por un momento de la Economía.
Este es un inmenso valle, lleno a su vez de pequeños valles. Es una región física lógica: al norte un inmenso río, el Ebro (Iber) y una cadena montañosa, la ya nombrada Sierra de Cantabria (aunque no pasa por Cantabria), y al sur una cadena montañosa impresionante, la Sierra de la Demanda, con sus dos miles sobresaliendo en el cielo por todas partes. Pero sería un valle con todo como otros muchos. Lo impresionante de esta tierra es ese color verde intenso de la hoja de las viñas, y las chimeneas volcánicas que rompen la uniformidad del valle.
Si entras a La Rioja por Laguardia a las 10 de la mañana a tomar un café en Cenicero, puedes encontrarte tranquilamente a dos señoras en animada conversación tomando no un café, sino un espléndido vino de Rioja. saben vivir bien la vida.
Pero este valle, no sólo es una maravilla para la vista, la gente es maravillosa, con muy buen carácter, aunque algo recio, y lo que más llama la atención son esos nombres tan sonoros, tan característicos de esta tierra: Oja, Olláuri, Cuzcurrita, Ojacastro, Zorraquín, Valgañón, Leiza, Cihuri, Ochánduri, Herramélluri, Laminiturri, Cameros, Valvanera (Balbanera), Anguiano, Fonzaleche, Sajazarra, y un largo etcétera de preciosa toponimia riojana. Cómo no, se me olvidaba: Ezcaray y la omnipresente Cogolla.
La toponimia es la antigua lengua de nuestros pastores medievales, la que nos habla en cada rincón un extraño lenguaje que ya desconocemos por completo.
El precioso pico San Lorenzo con sus 2.272 metros, es sencillamente impresionante, visto a 30 kms a la redonda, desde Haro o Santo Domingo de la Calzada, con sus hombros montañosos, y su coronilla nevada (ahora menos). Este majestuoso pico para los romanos era la Cogulla, y para los vascones, que lo tomaron de sus antiguos amos, era la Cuculla, por eso el apellido Cogolla que tienen tantos pueblos de la región.
En el recio idioma castellano, pueblo grande se dice Villa, pero en otros idiomas menos recios y más dulces, el término se suaviza mucho: así en portugués, o en gallego o en bable astur-leonés es Villar; pues bien, en el antiguo idioma hablado aquí era Uri, por eso tantos pueblos terminan en uri, que es un término muy sonoro del vascuence.
Los términos antiguos eran por lo general muy hermosos y muy sonoros, pero se van perdiendo. Así la actual Sierra de la Demanda se llamaba Andía, pero a raíz de un pleito medieval entre dos pueblos pasó a emplearse el término de la Demanda, que después de todo no es tan feo.
Recomiendo un viaje desde Santo Domingo de la Calzada (la ciudad que encantó al general Pompidou), hasta Ezcaray, siguiendo todo el valle del río Oja, que es el que realmente da nombre a la región, y no el vino. Siempre tienes a la vista allí arriba en el cielo la majestuosa Cuculla con sus 2.272 metros, reinando sobre un valle que está a 800 metros sólo. Parece ser que en este profundo valle se hablaba vascuence (ahora dicen euskera) desde el tiempo de los romanos hasta el siglo XV. Esto explica esta toponimia tan rica y hermosa, que si se termina perdiendo, daría un carácter recio y duro a esta región.
Desde Santo Domingo pronto llegamos a Ojacastro, que es el pueblo que realmente ha dado nombre a todo el valle, hasta Logroño. Oja Castro nos habla de un antiguo castro elevado sobre un río al que se llamó Oja, y en la antigua toponimia Ogga u Ohia. El significado del término sólo es explicable para los que dominan el vascuence (euskera), y habla de las numerosas hojas de árbol que caen sobre sus aguas, según me contaron. Osea, que no es el vino, sino las hojas de los árboles. Pero lo que es más curioso de este valle del Oja, es que pasado un puente, y aguas abajo el río desparece: ¿dónde está?. Pues sencillamente en el subsuelo, por debajo de los guijarros, que es su verdadero curso. Entonces, el vino, las hojas de los chopos, nos hablan del nombre medieval escrito de esta tierra, que era OIHANARA. OHIA que es el Oja actual, y NARA que es ARAN en vasco.
Una vez llegados a Ezcaray, después de refrescarnos en las fuentes de Laminiturri (fuente de Lamini), perdemos de vista la cumbre del san Lorenzo, porque ya estamos en sus faldas, y aprece la impresionante peña de san Torcuato, que cierra el alto valle, y que curiosamente da nombre a la Villa de Ezcaray: Peña Alta en vascuence (Aitz Garai). Aquí, después de comer en Casa Echaurren, cruzamos el río Oja y emprendemos la subida al san Lorenzo, por una pista muy fresca al principio, porque Ezcaray es un pueblo muy arbolado.
Pasamos por la aldea de Cilbarrena, y aquí ya cruzamos el arroyo Urdanta, donde nos encontramos con el último pastor que habita esta hermosa aldea. Le preguntamos por el significado del término Urdanta, y por el nombre de las peñas que se divisan mirando en vertical.
El significado del término Urdanta lo desconoce el pastor lógicamente, y también los linngüistas vasquistas más estudiosos. Parece ser que es un término indoeuropeo, anterior en mucho tiempo al latín, y que tiene que ver con el movimiento tan fuerte de las aguas en primavera del río Urdanta, según se precipita al valle, desde los hombros del San Lorenzo.
Aquí nos tomamos un descanso con el pastor, para que en la próxima entrada terminemos nuestro ascenso a la Cuculla, y descendamos por otro valle, el valle de Valvanera (escrito Balbanera todavía en el siglo XX).
La bandera de la Rioja, como su Tierra es muy luminosa y colorida:
Para los que me digan porqué resucito el término vascuence, en lugar de euskera, me remito a nuestros queridos escritores Miguel de Unamuno y Juno, y Pío Baroja, ambos hablantes de esta hermosa lengua. Unamuno de su dialecto bizkaino, y Baroja del nabarro-occidental, y sin embargo siempre escribieron en castellano.