De Aldeadávila de la Ribera emigró la familia Berrocal (el abuelo) y Alejo Escudero (la abuela) a la provincia de Buenos Aires en LA ARGENTINA:
La crisis de la filoxera a partir de 1874, y el caso de los pueblos vinícolas de la Ribera salmantina hasta 1905.
El caso de pueblos como Pereña de la Ribera, Masueco y Aldeadávila de la Ribera es bastante similar en los años y las causas.
Aparte de la crisis agraria y de subsistencias que trajo en la comarca la Guerra de la Independencia entre 1808 y 1810, la incautación de los bienes eclesiásticos a partir de 1833-1834, y las dos guerras carlistas, la entrada del gusano llamado “filoxera” desde Portugal ya a partir de 1874 supuso la puntilla para estos pueblos netamente vitivinícolas, crisis muy duradera, y que no comienza a remontarse hasta 1912, arrancando más del 90% de las cepas viejas, y reponiendo con cepas americanas, que no sufrían la filoxera. El proceso de plantación lo describe perfectamente Eusebio Ledesma Nieto en su obra póstuma: “Mi Tierra: las Arribes del Duero”.
El artículo que resume la problemática de la terrible emigración, se lo pasa el reportero de “El Adelanto de Salamanca”- entonces un periódico muy reivindicativo y vanguardista en los temas sociales- al periódico nacional: “La Época”, y aparece publicado con el título: “La emigración en la provincia de Salamanca”, el 13 de diciembre de 1905, como resumen de todo un año.
Esta publicación es inmediata en el tiempo al “caso de Boada”, un mes posterior. Por los censos que aporta de Aldeadávila, y su demografía, ya antes de 1905 se había producido una fortísima emigración a América, fundamentalmente, pero el año 1905 es crítico porque se marchan todos los mozos menos uno. La emigración clandestina para los quintos que les toca entrar en el servicio militar, también tiene su picaresca, y permitirá librarse de ella, pagando un sobrecoste al pasaje de 10 duros adicionales…
“La emigración en la provincia de Salamanca:
Nuestro colega El Adelanto, de Salamanca, publica interesantes datos referentes á la emigración, cada día más numerosa en aquella provincia, estudiando las causas que originan medidas tan radicales como las adoptadas por los vecinos de Boada, dispuestos á emigrar en bloque.
El alto precio que han alcanzado en Salamanca los arrendamientos agrarios, es insostenible mientras no se modifiquen las bases de producción.
Según dicho periódico, desde hace diez años ha quintuplicado el precio de los arriendos, y dehesa como Terrados, que hace cuatro años rentaba entera 10.000 pesetas, produce hoy 15.000 por los dos tercios de su mitad.
Por estas causas han desaparecido en pocos años pueblos como Campocerrado, y por ello son muchos los que ven disminuir su vecindario por la emigración de los jornaleros hacia las capitales ó á las Naciones sudamericanas.
En Aldeadávila de la Rivera han quedado reducidos á pocos más de cien los vecinos, que hace una década pasaban de 200.
En Cabeza de Framontanos, pueblo de señorío, también son menos de la mitad los que quedan, y su número disminuye de día en día.
Lo mismo que en estos dos lugares, pasa en otros muchos de Salamanca.
Los emigrantes que ya han atravesado el Atlántico es posible que escriban desde América á sus amigos y parientes, pintando la vida que allí se hace con caracteres muy halagüeños, comparándola con la que aquí llevan éstos, y estas cartas producen el efecto de excitar, á los que viven careciendo de todo, á marchar á los maniguales brasileños ó á las pampas argentinas.
Resultado de todo esto es que, aunque la ley prohíbe emigrar á los jóvenes que no han cumplido sus deberes militares, éstos se embarcan cuando y donde quieren, siempre que paguen una prima de 10 duros á los ganchos dedicados á estos oficios.
Y como ejemplo de que esto es rigurosamente cierto, cita El Adelanto el pueblo de Aldeadávila, donde en el año actual, de 20 mozos entrados en quinta, han emigrado 19.
Suponemos que las autoridades tendrán conocimiento, y esperamos conocer las medidas que se adoptan para evitar hechos tan escandalosos.
Ocupándose de este asunto nuestro colega El Imparcial ha recibido una carta, firmada por el párroco de Boada, D. Juan José Hernando; la maestra doña Dorotea Navarro, el maestro D. Federico Hernández y otras personas de aquel pueblo, de la cual extractamos los siguientes párrafos:
“Hoy por hoy el pauperismo en este pueblo, como en otros muchos, se presenta bastante sufrido, pero no amenazador; murmura, sí, de algunos terratenientes, pero no se amotina; desea mejorar su triste situación, pero no trata, como alguien acosnseja, de “tomarse ni hacerse justicia por su mano”; hoy, en fin, el pauperismo se presenta en esta localidad resignado y pacífico; pero, ¿quién responde de lo que pueda suceder mañana? ¿No puede ocurrir, dada la escasez, falta de trabajo, hambre y miseria, que en un momento dado, quizá muy pronto, tal vez mañana, varíe de aspecto y se presente atrevido, imponente y agresor? ¿No es para temida esta inmensa y compacta turba de pobres obreros, que desean honrosamente mejorar su angustiosa situación?
No huye cobardemente quien busca trabajo honradamente. La tierra se enriquece, sí, con el trabajo; pero, ¿cómo se ha de trabajar en donde no hay tierra? Y si aquí no la hay, cúlpese al Gobierno que la vendió y ahora se niega, y si no se niega se muestra reacio, á dar á este pueblo las láminas que por derecho le corresponden. Cierto que no sabe el pueblo de Boada el destino que la Providencia puede depararle más allá de los mares; pero sí sabe, y lo sabe por experiencia, que aquí sufre hambre y padece miseria”.
Publicamos otra fotografía propiedad de la Casa de Subastas Soler y Llach
La crisis de la filoxera a partir de 1874, y el caso de los pueblos vinícolas de la Ribera salmantina hasta 1905.
El caso de pueblos como Pereña de la Ribera, Masueco y Aldeadávila de la Ribera es bastante similar en los años y las causas.
Aparte de la crisis agraria y de subsistencias que trajo en la comarca la Guerra de la Independencia entre 1808 y 1810, la incautación de los bienes eclesiásticos a partir de 1833-1834, y las dos guerras carlistas, la entrada del gusano llamado “filoxera” desde Portugal ya a partir de 1874 supuso la puntilla para estos pueblos netamente vitivinícolas, crisis muy duradera, y que no comienza a remontarse hasta 1912, arrancando más del 90% de las cepas viejas, y reponiendo con cepas americanas, que no sufrían la filoxera. El proceso de plantación lo describe perfectamente Eusebio Ledesma Nieto en su obra póstuma: “Mi Tierra: las Arribes del Duero”.
El artículo que resume la problemática de la terrible emigración, se lo pasa el reportero de “El Adelanto de Salamanca”- entonces un periódico muy reivindicativo y vanguardista en los temas sociales- al periódico nacional: “La Época”, y aparece publicado con el título: “La emigración en la provincia de Salamanca”, el 13 de diciembre de 1905, como resumen de todo un año.
Esta publicación es inmediata en el tiempo al “caso de Boada”, un mes posterior. Por los censos que aporta de Aldeadávila, y su demografía, ya antes de 1905 se había producido una fortísima emigración a América, fundamentalmente, pero el año 1905 es crítico porque se marchan todos los mozos menos uno. La emigración clandestina para los quintos que les toca entrar en el servicio militar, también tiene su picaresca, y permitirá librarse de ella, pagando un sobrecoste al pasaje de 10 duros adicionales…
“La emigración en la provincia de Salamanca:
Nuestro colega El Adelanto, de Salamanca, publica interesantes datos referentes á la emigración, cada día más numerosa en aquella provincia, estudiando las causas que originan medidas tan radicales como las adoptadas por los vecinos de Boada, dispuestos á emigrar en bloque.
El alto precio que han alcanzado en Salamanca los arrendamientos agrarios, es insostenible mientras no se modifiquen las bases de producción.
Según dicho periódico, desde hace diez años ha quintuplicado el precio de los arriendos, y dehesa como Terrados, que hace cuatro años rentaba entera 10.000 pesetas, produce hoy 15.000 por los dos tercios de su mitad.
Por estas causas han desaparecido en pocos años pueblos como Campocerrado, y por ello son muchos los que ven disminuir su vecindario por la emigración de los jornaleros hacia las capitales ó á las Naciones sudamericanas.
En Aldeadávila de la Rivera han quedado reducidos á pocos más de cien los vecinos, que hace una década pasaban de 200.
En Cabeza de Framontanos, pueblo de señorío, también son menos de la mitad los que quedan, y su número disminuye de día en día.
Lo mismo que en estos dos lugares, pasa en otros muchos de Salamanca.
Los emigrantes que ya han atravesado el Atlántico es posible que escriban desde América á sus amigos y parientes, pintando la vida que allí se hace con caracteres muy halagüeños, comparándola con la que aquí llevan éstos, y estas cartas producen el efecto de excitar, á los que viven careciendo de todo, á marchar á los maniguales brasileños ó á las pampas argentinas.
Resultado de todo esto es que, aunque la ley prohíbe emigrar á los jóvenes que no han cumplido sus deberes militares, éstos se embarcan cuando y donde quieren, siempre que paguen una prima de 10 duros á los ganchos dedicados á estos oficios.
Y como ejemplo de que esto es rigurosamente cierto, cita El Adelanto el pueblo de Aldeadávila, donde en el año actual, de 20 mozos entrados en quinta, han emigrado 19.
Suponemos que las autoridades tendrán conocimiento, y esperamos conocer las medidas que se adoptan para evitar hechos tan escandalosos.
Ocupándose de este asunto nuestro colega El Imparcial ha recibido una carta, firmada por el párroco de Boada, D. Juan José Hernando; la maestra doña Dorotea Navarro, el maestro D. Federico Hernández y otras personas de aquel pueblo, de la cual extractamos los siguientes párrafos:
Celebración ribereña en Aldeadávila, antes de 1914. Cortesía del Centro de Visitantes de esta localidad
“Hoy por hoy el pauperismo en este pueblo, como en otros muchos, se presenta bastante sufrido, pero no amenazador; murmura, sí, de algunos terratenientes, pero no se amotina; desea mejorar su triste situación, pero no trata, como alguien acosnseja, de “tomarse ni hacerse justicia por su mano”; hoy, en fin, el pauperismo se presenta en esta localidad resignado y pacífico; pero, ¿quién responde de lo que pueda suceder mañana? ¿No puede ocurrir, dada la escasez, falta de trabajo, hambre y miseria, que en un momento dado, quizá muy pronto, tal vez mañana, varíe de aspecto y se presente atrevido, imponente y agresor? ¿No es para temida esta inmensa y compacta turba de pobres obreros, que desean honrosamente mejorar su angustiosa situación?
No huye cobardemente quien busca trabajo honradamente. La tierra se enriquece, sí, con el trabajo; pero, ¿cómo se ha de trabajar en donde no hay tierra? Y si aquí no la hay, cúlpese al Gobierno que la vendió y ahora se niega, y si no se niega se muestra reacio, á dar á este pueblo las láminas que por derecho le corresponden. Cierto que no sabe el pueblo de Boada el destino que la Providencia puede depararle más allá de los mares; pero sí sabe, y lo sabe por experiencia, que aquí sufre hambre y padece miseria”.
Publicamos otra fotografía propiedad de la Casa de Subastas Soler y Llach
Creo que se trata de la visita del Obispo de Salamanca a ALDEADÁVILA antes de 1917, descendiendo por una calle Cilla desconocidísima, y acompañado por su párroco, coadjutor, alcalde constitucional y otras autoridades del ayuntamiento.
Familia Berrocal y Alejo, de Aldeadávila de la Ribera en los años 50, ya establecidos en la provincia de Buenos Aires, con su descendencia, y tomando mate.
Descendientes de la familia Berrocal Alejo en la actualidad, Argentina, provincia de Buenos Aires.