La Historia diferente de las Arribes del Duero parte 121.
Desde Aldeadávila de la Ribera, Corazón de las Arribes del Duero. SALAMANCA
Desde Aldeadávila de la Ribera, Corazón de las Arribes del Duero. SALAMANCA
A la muerte del rey Enrique III, se nombran los regentes del
reino: el infante D. Fernando y la
reina viuda Dª Catalina de Láncaster,
y toman posesión de sus cargos el 15 de enero de 1407. Rápidamente, se convocan
las Cortes de Segovia: el 27 del
mismo mes[1].
Fernando iba a tener un papel primordial en la región leonesa del
reino: en él primaban el ideal caballeresco, las guerras contra Granada y el
afán centralizador, era el hijo 2º del monarca Juan I, hermano por tanto del rey difunto. Poco antes de asumir la
regencia se había casado con Dª Leonor de Alburquerque, uniendo
así las dos mayores fortunas y posesiones de señoríos del reino: Fernando aportaba la parte vallisoletana
y burgalesa con los territorios de: ducado
de Peñafiel y Señorío de Lara, Medina del Campo, Olmedo, Cuéllar, San Esteban de Gormaz, Castrojeriz, Villalón y Urueña,
mientras que su esposa entregaba los señoríos de Haro, Ledesma y Alburquerque.
Así mismo Fernando detentaría las Órdenes de Santiago y de Alcántara.
Preocupó a D.Fernando la idea de que, a su muerte
sus hijos le sucedieran y ocuparan cerca del monarca el mismo lugar que él
ocupaba como protector de la nobleza. En realidad, ellos convirtieron el Consejo Real de Castilla en el organismo
supremo de Gobierno, más allá incluso, de la voluntad del monarca.
La corregente Dª Catalina mantuvo una actitud
cambiante y de desconfianza hacia el buen trabajo de su cuñado D.Fernando, provocando que no
fructificaran algunas de las medidas centralizadoras de Fernando. La falta de entendimiento entre los dos regentes obligó a
la división entre ambos del territorio castellano-leonés, en dos grandes
provincias:
Correspondió al infante la
mitad de Castilla, contada desde los puertos
de Guadarrama, incluyendo además sus propios señoríos: Peñafiel, Alburquerque y Ledesma, Lara, Alba de Tormes, Ayllón, etc. En esta zona estaba la
mitad norte de Castilla, y los núcleos principales de las Órdenes de Alcántara y Santiago,
maestrazgos que hizo pasar después a sus hijos: este hecho provocó un nuevo
motivo de intrigas para algunos consejeros, aunque ninguno se atrevió a dar un
paso más adelante.
En enero de 1408 Dª. Catalina le protesta por algunas
decisiones del infante Fernando en su
provincia, como la decisión de labrar
moneda, y haber dado diversas mercedes a mucha gente bajo pretexto de
abonar más sueldos.
La concordia entre ambos, no sin necesidad de
grandes concesiones por parte de Fernando
se ultimó en el Alcázar de Guadalajara,
el 23 de junio de 1408. Poco después, Dª. Catalina va perdiendo poco a poco a
sus consejeros, lo que hace que se le restrinja su influencia en la regencia.
El período de 1408 a 1412 es el decisivo para Fernando, gracias a la conquista que
realiza de la plaza de Antequera, su
elección como Rey de Aragón y por el
gobierno cada vez más personal que realiza hábilmente en Castilla. También dicta disposiciones y -esto es lo más importante
para nosotros-, en las que reforma la administración de las ciudades, sanea la
vida ciudadana y trata de corregir abusos que se estaban dando en las
principales poblaciones y villas del reino, llegando incluso a obligar al
destierro a personajes hostiles. Con estos éxitos notables, en adelante no
habrá en el período de regencia más autoridad que la de Fernando.
Cuando marcha finalmente a
Aragón, decide, no obstante mantener la regencia, lo que le obliga a un
esfuerzo grande, y algunas de las decisiones en adelante se retrasarán notablemente;
además de ello, se originan gastos cuantiosos para las embajadas y viajes de
nobles a la corte aragonesa para resolver asuntos, lo que provoca una pérdida
de moneda en Castilla. Todos los historiadores, no obstante, están de acuerdo
en señalar éste como un período de paz y estabilidad para Castilla.
Lo que más afecta a
nuestra tierra fronteriza leonesa es que se reanuda el comercio exterior y se decide aumentar la seguridad en la frontera
con Portugal y Francia. Se retoma en los municipios
el nombramiento de corregidores.
Basamentos de las llamadas Cruces de santiago en Aldeadávila de la Ribera. Tienen una datación aproximada del año 1500, y fueron reutilizadas, una vez se demolió la ermita de Santiago en el Vía Crucis. Merecen ser conservadas como patrimonio histórico artístico de Aldeadávila.
Aparte de las pérdidas de
rentas a favor de Aragón, en mayo de 1408
regresa el infante D. Juan , hijo de Fernando de Aragón, escoltado por muchos
caballeros de su partido aragonés, y el 2 de junio de dicho año muere la corregente
Catalina de Láncaster.
En los primeros años
después de su muerte, el arzobispo de
Toledo Sancho de Rojas intentaba
gobernar atrayéndose hacia su partido a Juan
Fernández de Velasco y a Diego López
de Stúñiga, y limpió la corte de favoritos de la reina. El rey niño pasó al
custodio de su persona. Éste es el grupo que ostenta el poder de 1416 a
1418. Finalmente regresa el infante Juan a Castilla, y se hace casar al rey Juan II con María de Aragón,
hija de Fernando. Con la muerte de
éste, cambia la situación otra vez para peor, generándose nuevas luchas de
bandos nobiliarios, y un confusionismo general, que marcaría el reinado de Juan
II.
[1] Pascual Martínez, Lope: “La
cancillería real castellana durante la regencia del infante don Fernando de
Antequera”, p.179.
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