Cine en las Arribes del Duero

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Mapa de La Ribera del Duero en 1641, durante la invasión portuguesa

Cascada del Remolino. ARRIBES DEL DUERO

domingo, 3 de abril de 2011

Una descripción de las antiguas tradiciones de las Arribes. 1877, por Juan Caballero Rodríguez


Comitiva del nuevo cura de Saucelle de la Ribera, mayo 1902. Fondo Miguel de Unamuno. USAL, Biblioteca digital Hispana.

La senda renovadora, republicana y modernizadora que comienza Matilde Cherner es seguida desde Barcelona por otro escritor y pensador nacido y criado en Aldeadávila: Juan Caballero Rodríguez hacia 1860.








Ribereños en Saucelle, año de 1921

En una comarca tan atrasada, y en un pueblo como Aldeadávila dominado por los caciques locales no tenían cabida ambas mentalidades. Juan era republicano como Matilde, pero si cabe, llegó a la ruptura en su forma de pensar con el sistema imperante, y hay quien le ha calificado de “anarquista”. Lo que más nos interesa de él en este capítulo es la visita que nos realiza por agosto de 1921, contactando con el alcalde de aquel momento, Julián Gallego Fuentes, y se propone ayudarle en sus proyectos renovadores que estaba solicitando: nuevas escuelas para los nuños, traída de agua potable en cantidad y canalización. Veamos este interesante texto publicado en el diario “La Vanguardia de Barcelona” el día 17 de setiembre de 1921, en la sección: “Del ambiente”







Unos datos biográficos de Juan Caballero Rodríguez

Nace en Aldeadávila en 1861, y en 1874 se ve obligado a abandonar su pueblo natal, para poder continuar sus estudios, que le darán una fuerte impronta republicana, y de enseñanza libre y laica. De formación pedagoga, es un investigador y pensador de la Institución Libre de Enseñanza, en la que colabora con Giner de los Ríos, ya antes de 1910. Pero sin duda alguna, por lo que es más recordado en Barcelona es por la fundación en esta ciudad del “Instituto para la segunda enseñanza de la mujer” en este año, más conocido como el “Instituto de la mujer de Barcelona”, el primero de su clase en España, y siguiendo las ideas de la “Fundación Libre de Enseñanza”. Fallece en 1956.



Periodista, colabora periódicamente en las páginas de opinión del diario de Barcelona “La Vanguardia”.


En su faceta de escritor destacan:


• “El espíritu de la enseñanza” y “El tranformismo animal”, ambas obras publicadas en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, volumen 44.


• Colabora periódicamente en la revista “La institución primaria”


• “La bella Barcelona”, poema publicado en diciembre de 1931. Editorial Araluce, Barcelona.


• Su libro más leído y criticado: “El separatista: cómo se ha formado un alma en el catalanismo”, Barcelona, 1919. Librería Fernando Sol de Madrid.


Para ver una Biografía completa de este escritor salmantino, visitar el Blog de Almengrana:


“Una Villa que progresa”

“Hacía más de cuarenta años que no veía a mi pueblo natal, Aldeadávila de la Ribera (Salamanca). Cuando salí de él con carácter definitivo (fines de 1877), vestían mis paisanos calzón corto y ajustado, faja obscura (morada a menudo), una chaqueta liliputiense, y un sombrero grueso cuya copa tendía al cono. Era típico este traje en todo el partido de Vitigudino, en especial hacia la ribera; como era típico en el de Sequeros el bombacho y un pañuelo a la cabeza en forma de corona, y en el de Ciudad Rodrigo el célebre cinto de cuero, etc., etc.; pues en tal provincia hay una variedad de indumentaria y de costumbres que parecen estar de acuerdo con las diferencias topográficas. Pues bien, hoy son raros los calzones en Aldeadávila de la Ribera , y el terno ha comenzado allí por el pantalón.


Familia de Saucelle de fiesta, en 1923

El cambio de vestido determina a veces transformaciones en las costumbres en que pocos se fijan. El uso del pantalón, que por lo general compran hecho mis paisanos, desembaraza a las mujeres del cuidado de los calzones, que con frecuencia hacían: el uso de las camisas de algodón, que va extendiendo su reinado por aquel país, favorece el abandono del cultivo del lino, su rastrillado, hilatura (con la histórica rueca) y tejido, misiones femeninas (en mi casa, a lo menos, las desempeñaba mi madre). Y es que doquiera se va especializando el trabajo, como signo imprescindible de perfección en la obra. El reducir el campo de actuación lleva consigo adelanto. Así me explico la superior higiene de mi pueblo, comparado con la época de mi niñez. ¿Trabajan en menos cosas las mujeres?... ¡Irán más limpias, tendrán a sus esposos y a sus hijos como en perenne fiesta, y sus casas como los chorros del oro!... Hasta que no se especialice el labrador, y va para largo, no perderán los cultivos campestres el sello de rutina que ostentan.



En mi infancia, se hallaba en el pueblo el salmantino, dialecto primero del leonés, y luego del castellano. Precisamente por aquella parte de la provincia, siempre olvidada de los gobiernos, pues aún hoy, con ser limítrofe de Portugal y posible foco de contrabando, carece de telegrafía y telefonía, de ferrocarril y carreteras , ¡hasta de transitables caminos!, era más cerrado el dialecto, por el indicado aislamiento seguramente. Pero han corrido tanto las cosas en el último medio siglo, que en la actualidad se habla casi correcto castellano. Y cosa notable: todos los viejos se han casi del todo desprendido del lenguaje de la cuna. De modo que sólo por casualidad oí las frases y tonillo de mi niñez a un hombre que graciosamente obsequió a varios vecinos, en un momento de broma, con nuestra anticuada jerga. El Diccionario que hoy circula del “Dialecto Salamantino” tiene 600 páginas corridas. Es seguro que en mi pueblo no se usan más allá de un par de docenas de voces, con ser el rincón menos propicio al Castellano según afirma el autor del Diccionario. Perdura, con todo, la conjugación leonesa en las terceras personas plurales de muchos verbos: “dijon”, “trajon”, “vinon”… Aquí es donde se ve palpable, no en el castellano, el signo plural de la “n” que ha servido de base para las reglas de nuestro acento ortográfico.


No hay que decir el regocijo que en mí produjo esta tendencia a la mitad espiritual de España; tanto más, cuanto que los ribereños no lamentan haber perdido con el cambio del instrumento de las ideas y de los juicios y de los raciocinios, determinadas frases del corazón, más tiernas y dulces que sus correspondientes castellanas, algunos vocablos más castizos por más respetuosos con su origen, y otros más enfónicos , de música mucho más agradable. Porque ¡qué significan estas minucias en comparación con el beneficio de crear o robustecer el espíritu de la nación? No hay en España el patriotismo que en otros países, porque perdura el caos en el alma nacional. Pero mis paisanos se incorporan a un grupo idiomático de extensa área, y nadie más que ellos obtendrá el beneficio. Hoy pueden recorrer toda España, casi toda América del Sur, toda la del Centro, Tejas, Méjico, California, Cuba, Puerto Rico y las Islas Filipinas sin perder la sensación de encontrarse en la propia patria.

Excursión a las Arribes de Rupurupai, antes de la construcción del salto de Aldeadávila, primeros años 50.

Pero aun produjo mayor alegría en mi ánimo el notar los progresos que se han sucedido en el cultivo del campo, y los que se han imputado a las urbanas costumbres, dado que se barren a diario las calles, se “enjalbegan” con frecuencia las puertas y recibimientos, y a lo menos un par de veces al año las demás habitaciones. Las cuadras y pocilgas se van separando de las viviendas; y allí donde es posible, se procura dar entrada diferente al ganado que a las personas. Todo esto es muy plausible. Y lo será más, si allí donde la casa dispone de huerto en la parte trasera , se construyen cuadras independientes con grandes ventanales para que el ganado tenga facilidades en la renovación de aire, en las épocas de frío, pues para las restantes del año basta tenerlos en los corrales, bajo cobertizos; pero siempre con paja para e descanso, que debiera renovarse cada semana. Sobre que el ganado vale mucho y por todos conceptos merece se cuide con esmero, sometido a higiene vive más y mejor, y rinde superior trabajo. Por otra parte, lo que el agricultor pierde en paja lo gana en abono si sabe formar sus estercoleros, fuera de la localidad, como es lógico.



Hago todas estas indicaciones, no solo por ser de carácter general y aplicables a todos los pueblos agrícolas, sino porque LA VANGUARDIA lleva su potente voz hasta rincón tan distante, y leerán mis paisanos este modesto artículo, que acaso les sugiera algo nuevo sobre tan importantes problemas.


En fin, Aldeadávila ha acordado llevar agua al pueblo y levantar nuevos edificios escolares. Estos anhelos justifican el presente trabajo. Porque deben mirar con simpatía los poderes constuidos, -que han tenido la feliz idea de facilitar generosamente la realización de estas vitales reformas,- que todo un vecindario rompa la envoltura que, como a los de casi toda España, lo sujeta a envilecedora inercia, y busque conscientemente la salud del organismo mediante el agua potable que tiene al lado, y que el enfurecido viento y el indomable chiquillo llenan de miasmas que pueden ¡ay! Sembrar el espanto y la muerte, y la salud del cuerpo y del espíritu a la par, dando a las nuevas generaciones mayor suma de facilidades para un completo y armónico desarrollo de todas su facultades psicofísicas. Ambos proyectos son de una necesidad imperiosa e inaplazable. Aldeadávila tiene algunos manantiales que no aprovecha en los alrededores; y una dirección inteligente puede conducir su agua a la urbe y remediar la escasez que en ella se siente, sobre todo en estío. A cada una de sus dos escuelas de niños acuden noventa alumnos y superior número a las de niñas.


En unas y otras se almacenan las criaturas en locales con superficie y volumen atmosférico escasamente para la cuarta parte. Pues que el Estado ha fijado 42 alumnos por clase, no debe desatender la petición que se hace de una escuela con cuatro grados para cada sexo.


La Higiene y la Cultura son dos fuentes de bienestar y de riqueza, por lo que cuantoen ellas se gaste es reproductivo. Y pues que estas mejoras las solicita un pueblo ansioso de progreso, al que no ha llegado aún ninguno de esos beneficios generales que modernizan la vida, es, al mismo tiempo que legal, equitativo auxiliarlo dentro de los términos que prescriben las disposiciones vigentes. Por esto es de suponer que la Junta de Sanidad y la Inspección de primera enseñanza de Salamanca, cursarán pronto y bien informados los expedientes para el caso promovidos por el ayuntamiento de aquella villa, y que los ministerios de Fomento e Instrucción Pública los resolverán rápida y favorablemente.


Propósitos como los de Aldeadávila de la Ribera confortan el alma, con razón deprimida ante la atonía del país en general (las excepciones ¡y las hay honrosas! Confirman las reglas), e infunden esperanzas en un potente resurgimiento que acabe con nuestras miserias psíquicas y nos eleve a la cultura y a la moral que hacen a los pueblos grandes y prósperos.


Juan Caballero R.

 FERMOSELLE en 1929. Arco de la calle Requejo, coincidiendo con la visita de directivos de la Compañía SALTOS DEL DUERO. Autor: ALVARO CHAPA.

***Fotos histópricas de las visitas de Don Miguel de Unamuno y Juno a la Ribera del Duero- Arribes, en los carnavales de 1898, y los primeros días de mayo 1902: