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jueves, 26 de mayo de 2011

El paso de Jovellanos por las Baleares

Hace pocos días, Almengrana publicaba un interesante trabajo sobre un juez, político y escritor de las Arribes bastante desconocido: GREGORIO PEREÑA MARTÍN, primo del ministro Cristóbal Martín de Herrera.


Fue Gregorio quien introduno primeramente a su primo en la política provincial de Salamanca, pero después el peso político de Cristóbal Martín es indiscutible a nivel nacional. Según cuentan de él, su despacho en el Ministerio estaba siempre abierto a sus paisanos de Salamanca, y atendía con gusto en lo que pudiera las peticiones que le hacían...

Del paso de Gregorio Martín por Palma de Mallorca en 1880 y mitad de 1881, se conserva uno de los artículos de investigación más importantes que se han hecho acerca del destierro de Jovellanos en el Castillo de Bellver, poco antes de la Guerra de Independencia.
Gregorio Martín, además de magistrado, Presidente de la Diputación de Salamanca, fue articulista en diversos periódicos de tirada nacional, y publicó en su juventud diversos poemas, antes de asentarse en Vitigudino como Diputado Provincial.

Su artículo íntegro sobre el destierro de Jovellanos (1801-1808) es el siguiente:


“Jovellanos en las Baleares”, por Gregorio Pereña y Martín de Herrera, agosto de 1881.



Aparece publicado por 1ª vez en la revista “La Ilustración Gallega y Asturiana”, el 29 de agosto de 1881, tomo III, pp.302-303, en “La Correspondencia española” el 7 de setiembre de 1881, en el diario “La Época” de Madrid los días 29 de agosto y 5 de setiembre de 1881, y en “El Carbayón”, de Oviedo en enero de 1883.


Su texto, tal como aparece íntegro en la “Correspondencia española”, año XXXII, nº 8569 primer artículo es el siguiente:



“JOVELLANOS EN LAS BALEARES



“Ha venido sosteniéndose por mucho tiempo, y como una verdad incontrastable, que la persecución es el patrimonio de los hombres grandes.


La época actual cree tener competencia para conocer el mérito de sus conciudadanos, aptitud para concederles recompensas á que se hayan hecho acreedores por sus actos y su independencia de juicio. Pretende acortar, por los menos, el plazo en que empieza la posteridad.


Al celebrar el centenario de Calderon de la barca, se ha recordado el nombre de Jovellanos como acreedor a igual gloria.


Aunque no llegue á realizarse, siempre será provechoso el conocimiento de sus producciones científicas y literarias y de su historia, especialmente la que tiene relación con su confinamiento en las Baleares, en gran parte desconocida, ó al menos no publicada.

I.-



En 13 de marzo de 1801, el Sr. Jovellanos fue sorprendido en su cama por el regente de Astúrias y conducido á la Cartuja de Jesús de Nazareno, situada en el valle de Baldemosa, cerca de la ciudad de Palma, á donde llegó el 13 de abril; fue recibido con sumo agrado por aquellos monjes, que cuidaron á porfía de aliviar su quebranto y amargura; el prior del convento, fray Bruno Montaner, se encargó de dirigir las representaciones que el huésped o cautivo elevó á S. M. el rey Carlos IV, y que se entregaron.


Con este motivo, en 14 de octubre del mismo año, Jovellanos fue trasladado al catillo de Bellver, redoblando la vigilia cía y organizando un servicio especial de policía para que no pudiera escribir ni tener comunicación ó inteligencia con otras personas que con las encargadas de su custodia; este servicio, ya organizado, demandaba una inspección continua, y dio lugar á la formación del expediente que se llama Prision de Jovellanos, obra original en la capitanía general de las Baleares: lo hemos visto en manos del dignísimo capitán general de aquellas islas, D. Joaquin Rodriguez espina; él fue el que nos habló de su existencia, de todos los pormenosres que contine y de que se ocupaba en ordenarlo, haciendo un catálogo ó índice de todas las piezas que lo componen.




En 18 de octubre de 1802 se practicó un reconocimiento en la habitación del Sr. Jovellanos, y se le recogieron papeles cuya nota es como sigue:


“Un cuaderno que contiene cinco pliegos de apuntaciones, sacadas de la historia general del reino de Mallorca, escrita por el doctor D. Juan Dametoz, otro idem en cuarto con seis pliegos que contienen carta escrita al diarista, hablando sobre las fiestas del desposorio del serenísimo príncipe de Asturias, haciendo ver que los caudales que se gastan en perspectivas y adornos no duraderos, sería mejor emplearlos en monumentos durables; once pliegos sueltos y sin ordenar de varias apuntaciones sobre las ventajas de vivir en sociedad, teniendo por principios la virtud y la justicia, que forman la base de la fortaleza de las obligaciones del ciudadano para su conservación, y de las causas que para ello le son necesarias; tres pliegos y medio de apuntaciones sobre la historia literaria mineralógica: ocho y medio pliegos de apuntaciones sobre el lujo y otros sobre las partes de que debe componerse un buen libro, y sobre la educación literaria: cuartillas con apuntaciones del nacimiento de la beata Catalina Tomás; dos papeles escritos con tinta de observaciones diarias del termómetro desde mediados de eneros de este año, y otros escritos con lápiz de las mismas observaciones desde el 18 de este mes, sin embargo (dice la nota) de que el dia 5 fue trasladado de la Cartuja al castillo.


Estos papeles fueron remitidos por el capitán general de Mallorcaen 23 de noviembre de 1802 al escelentísimo señor D. José Antonio Caballero, ministro de la Guerra, en virtud de órden del 7 del mismo mes: en el archivo del ministerio de la Guerra deben obrar los originales. En el citado espediente de prisión obran todos los antecedentes relativos á ella: informes de profesores de medicina y cirujía sobre la delicada salud del Sr. Jovellanos: medios indicados por la ciencia para restablecerle; facultad de S. M. el rey para que se practicasen, se le concediera un confesor que él eligiera, y el que sostuviera correspondencia con su familia.


Cincuenta y una cartas dirigió á su familia desde su cautiverio: este género de literatura está destinado á la espresion más variada de los afectos humanos: se han dividido por literatos y filósofos en diez clases, narratorias, oras, étc.: las de Ciceron, escritas en un periodo de los más importantes que ha tenido la historia de la humanidad, contiene modelos de todas las clases”.


Debía escribir con gran elevacion de sentimientos un hombre dotado de un espíritu vasto, que había tenido gran intervención en el gobierno de la república, vicisitudes de próspera y adversa fortuna, pero aun en el periodo de su destierro había estado libre en sentir, pensar, obrar y comunicar sus propósitos y espresar sus afectos.


Jovellanos tiene una situación distinta; está preso: prohibida su comunicación, escribe á su familia para consolarla, y las cartas de consuelo tienen que pasar por las manos de sus opresores y ser leidas por los mismos: esta correspondencia es un favor ó facultad otorgada por la gracia del monarca y debe cuidar en su espresion de que no se la retire á impulso del consejo ó influjo de aqullos: tiene á la vez que buscar colaboradores en sus hermanos y familia que le ayuden á restituirle la libertad, corrigiendo su impaciencia y modificando hasta los medios que su cariño les inspiraba ó proponía.


La historia, la literatura y la filosofía, estarán sin duda de enhorabuena el dia en que se haga pública aquella correspondencia; el sentimiento de sorpresa elevara al grado de admiración, cuando se vea cómo venció Jovellanos las dificultades y obstáculos de aquella situación y el caudal de paciencia y todo género de virtudes que desenvolvió para obtener la victoria.


Los habitantes de Palma profesan un culto inextinguible al nombre de Jovellanos; si se lleva la conversación, aun con los mas literatos, sobre la historia del castillo de Bellver dicen instintivamente, y como si fuera una parte integrante de ella: “allí estuvo preso Jovellanos”. La prensa, en la sección correspondiente á las efemérides mallorquinas, hace narración de sus vicisitudes en aquella isla. En este mismo año el “Diario de Palma” en el número correspondiente al 10 de abril, dice:


“El 17 de abril de 1808, día de Páscua, se hizo la entrada del Excmo. Señor Jovellanos, que hacia siete años que estaba preso en las islas; en el del 5 de mayo, en este dia, de 1802, pasó preso al castillo de Bellver el célebre Jovellanos, en cuyo lugar permaneció seis años y un día por disposicion del gobierno. En el del 29 del mismo mes, y en este día de 1802 salió Jovellanos del puerto de Soller para el continente.”


El autor de estas notas históricas ha conversado sobre Jovellanos con dos personas que le vieron ó conocieron: D. Gregorio Oliver, natural y vecino de Palma, cónsul actual de Nicasia, de 87 años y medio, en 30 de abril último, en que tuvo lugar la conversacion, se expresó en estos términos:


“Vi á Jovellanos, cuando, saliendo de casa de D. Antonio Salas en un día del año 1808, se dirigía á la sala capitular del aayuntamiento para devolverle la visita que éste le había hecho levantada ya su prision. De tal manera me interesó aquella noble figura vestida con un traje bordado, que ahora mismo, si fuere pintor, lo re…”


¡Poder maravilloso de la intuicion ejercitada sobre la memoria y la imaginacion de un jóven, ó niño, debido sin duda, más que á la representacion física, á la moral que llevaba consigo el nombre y mérito de Jovellanos!


Continuó diciendo el Sr. Oliver:


“Escribió una memoria sobre la romería de la Virgen de la Boná-nova, santuario situado cerca del castillo de Bellver: se imprimió en Palma; yo poseia dos ejemplares; uno de ellos lo regalé al general D. Evaristo de San Miguel, duque de San Miguel; conocí que había estimado el regalo, como de una joya literaria compensándomelo con pruebas de amistad y confianza”.


D. Pablo Soria, presidente actual del Crédito Balear, de 95 años de edad, en otra conversacion habida en 11 mayo último se expresó así:


“He visto a Jovellanos pasear en el patio del castillo de Bellver, en ocasión de visitar al capitan que estaba de guardia en el mismo castillo; le ví pues en Palma cuando hizo su entrada en ella; hubo en este día tanta esplosion de alegria como en el del alzamiento nacional contra los franceses; es el hombre más respetable que he conocido”.


Cuando estaba preso, todos los habitantes de Palma se interesaban por su suerte, se alegraban con sus alegrías y padecían con sus opresiones.


Yo le he visto ir de paseo acompañado del padre Bruno y otros monjes, cuando estaba en la Cartuja; siento mucho que haya fallecido ya un ebanista que le trató bastante; aficionado el Sr. Jovellanos ´ña obras de arte, iba mucho al castillo á verse con él, y le arregló algunas; hacia muchos elogios de él; si viviera, le podría dar á Vd. Muchos pormenores de su vida”.


GREGORIO PEREÑA