Si ya es cierto que la mayor parte de los pueblos y ciudades tratan de definir sus señas de identidad, sus particularidades con gran fuerza, si marcan sus diferencias, este hecho del individualismo se da quizás con más fuerza en nuestra tierra, en las Arribes.
Expresiones como: "es forastero", "Volvía al pueblo porque no me sentaban bien los aires de..", "los de Masueco son..", para los de Corporario, "los de Aldeadávila son.."
Este afán por la diferenciación llegaba al paroxismo, como cuando los de Villarino y Fermoselle se liaban a pedradas, o lo mismo los de diferentes barrios de Aldeadávila, es decir, dentro de la misma población tiende a reproducirse el modelo.
La visión que tenemos actualmente de Aldeadávila como "un pueblo único y agrupado", que ha nacido creciendo, es lo más alejado de la realidad, ésta es una idea reciente en la historia, procede de las ideas de fines del s.XV, y sobre todo del XVIII. Esta unión de los diferentes núcleos, con la preponderancia de uno de ellos -aldea d'Auila-, que comenzó a darse en el último cuarto del siglo XV, además no fue una idea original nuestra- me refiero de Aldeadávila- sino una necesidad de defensa y económica que sintieron los habitantes de pequeñas aldeas como Quadrilleros y Alcornocal para poder defenderse de los ataques de nobles poderosos, como el que fuera regidor de Salamanca, García de Ledesma. De estas pequeñas aldeas, nos quedan el registro de iglesias que dependían del curato de Corporario y de Aldeadávila, allá en el siglo XIV y XIV, y de una de ellas la iglesia del s.XIII, por fin reconvertida en monumento y restaurada por el propio Ayuntamiento de Aldeadávila, no sin muchas dificultades, y con poca ayuda. Se conservan los muros de contrafuerte del s.XIII, así como símbolos románicos en su cara Este, y hoy en día es la Oficina de Turismo y Centro de Recepción de Visitantes.
También es necesario situar correctamente la visión que tenemos de las ermitas históricas de Aldeadávila y de Corporario, así como del mito-leyenda de Santa Marina, que no es de Las Uces, según González-Dávila y el Abade de Baçal, sino que sería de Mogadouro. estas ermitas históricas hay que situarlas en un plano comparativo provincial, e incluso de ambos lados de la raya del Duero-Douro: las ermitas, su construcción marcaban en la mayor parte de los casos la ubicación de aquellos lugares que decíamos, y en algún otro caso, o momento de la Historia, se utilizaron como asistencia a peregrinos y enfermos que transitaban por los caminos, y eran tan frecuentes en la Edad Media; frecuentes por las guerras, las luchas continuas, el hambre, las pestes y las expropiaciones de tierras por los nobles.
También hay que romper el mito, de tratar de asociar arcos o fechas de una determinada reforma con la obra en su conjunto, estos arcos, de la segunda mitad del s.XVIII se levantan en un momento de bonanza económica, sobre una obra muy antigua, y también en el momento en que se decreta la demolición de las ermitas de Santiago, San Pelayo y San Marcos.
Todas estas ermitas han visto a lo largo de los siglos, desde el XIII hasta la actualidad numerosas obras, ampliaciones, restauraciones, etc., gracias a ellas las conservamos, pero para ello es necesario analizar las fases de su construcción, sin realizar análisis simplistas.