La Ribera de Salamanca y Zamora, tierra fronteriza muy peculiar, ha estado siempre marcada en su carácter, en su comercio -también en la pobreza-, en las uniones familiares por su cercanía, inmediatez mejor, con nuestros vecinos de Portugal. Y esta intensa relación ha tenido su reflejo en la Arquitectura, no sólo en la religiosa y militar, sino también en la popular. vamos a ver en dos capítulos el comienzo del Renacimiento Arribeño, antes de que Isabel de Castilla -después Isabel la Católica- se hiciera con el control del Reino.
De nuevo, la influencia portuguesa iba a traer consecuencias positivas para la economía y la demografía de la comarca de Ledesma, y muy en concreto la Rivera salamantina, y también la zamorana.
La minoría de edad de Alfonso V de Portugal, iba a estar dominado en sus primeros años, 1432, por la Regencia de Leonor de Alburquerque por mérito de sus derechos dinásticos. Son precisamente estos derechos los que invocará el monarca portugués para invadir con éxito en 1475 el occidente de las provincias de Zamora y de Salamanca. Esta parte del territorio no le fue difícil dado lo escaso de su población y las pocas casas-fuerte de que contaba. Pero su objetivo estaba claro: las ciudades de Toro y Zamora, entonces las más ricas y poderosas del reino de Castilla, inmersa ésta en las luchas dinásticas entre Juana la Beltraneja y la que sería después Isabel la Católica.
Durante los años 1475 y 1476 estuvo asentado Alfonso V en las tierras de Sayago y de Ledesma, asediando las fortalezas y murallas de Toro y Zamora, como base para poder exigir en una hipotética negociación todas sus bazas.
Tenemos amplias referencias de esta época, y del paso del monarca portugués como la que se nombra tierras de la Ribera del Duero, esto es: las poblaciones bañadas por el Duero entre Miranda do Douro y el Águeda.
En definitiva se trata de los dos bandos que aspiran a hacerse con la corona de castilla: el isabelino de Isabel de Castilla recién casada con Fernando de Aragón, y el portugués de Alfonso V de Portugal, rey de Portugal, que comienza victorioso esta guerra civil dominando Zamora, Toro, Cantalapiedra y todo el oeste de las provincias de Salamanca y Zamora.
“el rey don Alonso…siguió su vida hasta la ciudad de Toro é Zamora, en junio de 1475, é llegado luego se le entregaron que estaban por él, y asentó su estada por allí algún tiempo, que tenia mucha parte de villas é castillos por cerca de aquella ribera de Cuero; é allí llegó muy gran gente para si necesario le fuese haber batalla”…
La batalla se dio en efecto, entre los hombre que había reunido Fernando de Aragón contra los partidarios de Alonso V de Portugal en las cercanías de Toro, en la aldea de Temules.
A la vez, Fernando había puesto sitio a la ciudad de Burgos, lo que obliga al aspirante portugués a ir en su socorro, librándose otra batalla cerca de Arévalo. Esta batalla se libra por parte del aspirante portugués por el Conde de Faro y su hermano Álvaro, y por parte castellana por el Conde de Cifuentes. En esta ocasión vencieron los portugueses.
“…y no oso dende pasar a socorrer á Búrgos, porque supo de los grandes favores y grandes gentes que se allegaban y recrecían á el Rey D. Fernando, y volvióse á Arévalo, y dende á Toro y Zamora, y por allí ribera de Duero hácia su estado, y hácia Cantalapiedra que estaba por él, é quitó á García de Melo que la tenia, y puso por Alcaide á Alonso Perez de Vivero, fijo, ó nieto del Contador…”
El Vino de las Arribes del Duero, es uno de los elementos de nuestra Cultura Popular que está sobreviviendo a lo largo de los siglos.
De nuevo, la influencia portuguesa iba a traer consecuencias positivas para la economía y la demografía de la comarca de Ledesma, y muy en concreto la Rivera salamantina, y también la zamorana.
La minoría de edad de Alfonso V de Portugal, iba a estar dominado en sus primeros años, 1432, por la Regencia de Leonor de Alburquerque por mérito de sus derechos dinásticos. Son precisamente estos derechos los que invocará el monarca portugués para invadir con éxito en 1475 el occidente de las provincias de Zamora y de Salamanca. Esta parte del territorio no le fue difícil dado lo escaso de su población y las pocas casas-fuerte de que contaba. Pero su objetivo estaba claro: las ciudades de Toro y Zamora, entonces las más ricas y poderosas del reino de Castilla, inmersa ésta en las luchas dinásticas entre Juana la Beltraneja y la que sería después Isabel la Católica.
Durante los años 1475 y 1476 estuvo asentado Alfonso V en las tierras de Sayago y de Ledesma, asediando las fortalezas y murallas de Toro y Zamora, como base para poder exigir en una hipotética negociación todas sus bazas.
Tenemos amplias referencias de esta época, y del paso del monarca portugués como la que se nombra tierras de la Ribera del Duero, esto es: las poblaciones bañadas por el Duero entre Miranda do Douro y el Águeda.
En definitiva se trata de los dos bandos que aspiran a hacerse con la corona de castilla: el isabelino de Isabel de Castilla recién casada con Fernando de Aragón, y el portugués de Alfonso V de Portugal, rey de Portugal, que comienza victorioso esta guerra civil dominando Zamora, Toro, Cantalapiedra y todo el oeste de las provincias de Salamanca y Zamora.
“el rey don Alonso…siguió su vida hasta la ciudad de Toro é Zamora, en junio de 1475, é llegado luego se le entregaron que estaban por él, y asentó su estada por allí algún tiempo, que tenia mucha parte de villas é castillos por cerca de aquella ribera de Cuero; é allí llegó muy gran gente para si necesario le fuese haber batalla”…
La batalla se dio en efecto, entre los hombre que había reunido Fernando de Aragón contra los partidarios de Alonso V de Portugal en las cercanías de Toro, en la aldea de Temules.
A la vez, Fernando había puesto sitio a la ciudad de Burgos, lo que obliga al aspirante portugués a ir en su socorro, librándose otra batalla cerca de Arévalo. Esta batalla se libra por parte del aspirante portugués por el Conde de Faro y su hermano Álvaro, y por parte castellana por el Conde de Cifuentes. En esta ocasión vencieron los portugueses.
“…y no oso dende pasar a socorrer á Búrgos, porque supo de los grandes favores y grandes gentes que se allegaban y recrecían á el Rey D. Fernando, y volvióse á Arévalo, y dende á Toro y Zamora, y por allí ribera de Duero hácia su estado, y hácia Cantalapiedra que estaba por él, é quitó á García de Melo que la tenia, y puso por Alcaide á Alonso Perez de Vivero, fijo, ó nieto del Contador…”
El Vino de las Arribes del Duero, es uno de los elementos de nuestra Cultura Popular que está sobreviviendo a lo largo de los siglos.