El lugar donde hoy se encuentra la Presa de Aldeadávila -que con sus 140 metros de altura y su bella Bóveda se parece a escala a la Presa de Hoover- ha recibido muchos nombres a lo largo de la Historia.
No sabemos el nombre que se le dió durante la época vettona, ni romana, ni tan siquiera árabe, aunque conocemos que la mayor parte de los grandes Cachones de las Arribes eran lugares mágicos y con mucha importancia cultural para ellos.
Bastan como ejemplos: El Teso de San Cristóbal en Villarino, El Teso del Castillo del Barrueco en Pereña de la Ribera, el Taller neolítico de Vilvestre de la Ribera, el tesoro escondido en el Teso de Peñahorcada, Saucelle de la Ribera era denominado, probablemente, Ocellum Vetii por los Romanos, y el Salto de aldeadávila era una zona de rápidos y torrentes muy parecido al Pozo de los Humos de Masueco de la Ribera, pero con una gran corriente permanente.
En estos pozos queremos pararnos, pues siempre llamaron la atención de los ribereños, que con su mentalidad supersticiosa y apegada al terruño estaba pronta a creer en cualquier leyenda o historia mágica que le apoyara aún más en sus creencias: así se llamó "Salto del Caballero", "Salto del Gitano" o "Pozo de los Buitres". Ahora, no distamos mucho de las creencias mágicas de hace 150 años, no se crean, creemos en el poder maravilloso de la técnica eléctrica del "Salto o Presa de Aldeadávila".
En el año 1959, coincidiendo con el momento álgido de las obras de hormigonado de la Presa de Aldeadávila, y con los trabajos de la grandiosa central subterránea, se editó un librito, financiado por los Padres Salesianos, y que se rapartió por todas las familias del pueblo: su deseo era rescatar parte de la rica tradición oral de Aldeadávila, entre ellas sus poesías, escritas por coplistas y autores de la misma villa.
Una de ellas, escrita en 1910, es rescatada por Alberto García Vicente en 1959:
"Paso del río DUERO por las HOCES DEL POZO DE LOS BUITRES en Aldeadávila de la Ribera (Salamanca)
Marzo de 1.910
Muy honrado en dedicar esta poesía a Aldeadávila de la Ribera, cuyo nombre, para prestigio de España, traspasa las fronteras, haciéndome evocar gratas edades del tiempo vivido en él.
Santander 27 de feberero de 1.959
"Hundiéndose en la llanura
de tierras de Salamanca,
en insospechable grieta
de formidable hondonada,
con riscos y precipicios
que no bajan ni las cabras,
con vacios espantosos
en el que el vértigo anonada,
con ecos que se repiten
y breñas tan escarpadas,
que solo a los lobos sirven
para hacerse la camada,
viniendo a ser cementerio
de las reses despeñadas
que los pastores, prudentes,
a recogerlas no bajan,
siendo pasto de los buitres
que descienden a bandadas,
veloz, raudo, impetuoso,
en corriente desbocada
que choca, salta, golpea,
ruge, empuja, brama, estalla,
abriéndose audaz camino
por entre rocas y lastras
y estrechos desfiladeros
y más estrechas gragantas,
espumante, torturado,
en vorágine que espanta,
dando solo breve idea
adonde llega y alcanza
el poderío de Dios,
queriendo salida, marcha
siempre abajo, abajo siempre,
el Duero que, desde españa,
donde en la altura nació,
buscando el mar, baja, baja...
y al encontrase con e´,
el mar como a un hijo abraza."
Interesante fotografía publicada por http://www.abrojos.com
No sabemos el nombre que se le dió durante la época vettona, ni romana, ni tan siquiera árabe, aunque conocemos que la mayor parte de los grandes Cachones de las Arribes eran lugares mágicos y con mucha importancia cultural para ellos.
Bastan como ejemplos: El Teso de San Cristóbal en Villarino, El Teso del Castillo del Barrueco en Pereña de la Ribera, el Taller neolítico de Vilvestre de la Ribera, el tesoro escondido en el Teso de Peñahorcada, Saucelle de la Ribera era denominado, probablemente, Ocellum Vetii por los Romanos, y el Salto de aldeadávila era una zona de rápidos y torrentes muy parecido al Pozo de los Humos de Masueco de la Ribera, pero con una gran corriente permanente.
En estos pozos queremos pararnos, pues siempre llamaron la atención de los ribereños, que con su mentalidad supersticiosa y apegada al terruño estaba pronta a creer en cualquier leyenda o historia mágica que le apoyara aún más en sus creencias: así se llamó "Salto del Caballero", "Salto del Gitano" o "Pozo de los Buitres". Ahora, no distamos mucho de las creencias mágicas de hace 150 años, no se crean, creemos en el poder maravilloso de la técnica eléctrica del "Salto o Presa de Aldeadávila".
Así era el POZO DE LOS BUITRES en los años 40 del pasado siglo, antes de que los obreros y barrenistas comenzaran los trabajos previos del Salto de Aldeadávila. En la fotografía se ven tres matrimonios, y dos de los hijos de uno de ellos.
En el año 1959, coincidiendo con el momento álgido de las obras de hormigonado de la Presa de Aldeadávila, y con los trabajos de la grandiosa central subterránea, se editó un librito, financiado por los Padres Salesianos, y que se rapartió por todas las familias del pueblo: su deseo era rescatar parte de la rica tradición oral de Aldeadávila, entre ellas sus poesías, escritas por coplistas y autores de la misma villa.
Una de ellas, escrita en 1910, es rescatada por Alberto García Vicente en 1959:
"Paso del río DUERO por las HOCES DEL POZO DE LOS BUITRES en Aldeadávila de la Ribera (Salamanca)
Marzo de 1.910
Muy honrado en dedicar esta poesía a Aldeadávila de la Ribera, cuyo nombre, para prestigio de España, traspasa las fronteras, haciéndome evocar gratas edades del tiempo vivido en él.
Santander 27 de feberero de 1.959
"Hundiéndose en la llanura
de tierras de Salamanca,
en insospechable grieta
de formidable hondonada,
con riscos y precipicios
que no bajan ni las cabras,
con vacios espantosos
en el que el vértigo anonada,
con ecos que se repiten
y breñas tan escarpadas,
que solo a los lobos sirven
para hacerse la camada,
viniendo a ser cementerio
de las reses despeñadas
que los pastores, prudentes,
a recogerlas no bajan,
siendo pasto de los buitres
que descienden a bandadas,
veloz, raudo, impetuoso,
en corriente desbocada
que choca, salta, golpea,
ruge, empuja, brama, estalla,
abriéndose audaz camino
por entre rocas y lastras
y estrechos desfiladeros
y más estrechas gragantas,
espumante, torturado,
en vorágine que espanta,
dando solo breve idea
adonde llega y alcanza
el poderío de Dios,
queriendo salida, marcha
siempre abajo, abajo siempre,
el Duero que, desde españa,
donde en la altura nació,
buscando el mar, baja, baja...
y al encontrase con e´,
el mar como a un hijo abraza."
Peñones entre Aldeadávila de la Ribera y Bruçó -Trás-os-Montes-. El Pozo de los Buitres está -o estaba- entre ambas localidades. Ahora ya no se despeñan ovejas ni reses.
El enorme Pozo de 500 metros de profundidad, poco antes de comenzar el hormigonado de la presa, empequeñecido por la perspectiva de la fotografía, pero el paso tenía una profundidad de cauce de más de 20 metros.
BUITRES EN ALDEADÁVILA, donde siempre han estado:
(Blog de Marcos Muñoz: http://marcos-fotoaficion.blogspot.com/)