Cine en las Arribes del Duero

Cine en las Arribes del Duero
Doctor Zhivago, La Cabina, Del Pirineo al Duero...

Mapa de La Ribera del Duero en 1641, durante la invasión portuguesa

Cascada del Remolino. ARRIBES DEL DUERO

sábado, 17 de noviembre de 2012

La verdadera historia de amor del PICÓN de FELIPE#

*Me ha encantado ver en "Interpretando LAS ARRIBES", estos cómics dibujados con tanto gusto...








Se dice que hace mucho, mucho tiempo, en lo más recóndito y perdido de las Arribes, un joven pastor cuidaba de su rebaño de cabras, a la sombra de un Picón, frente por frente con el pueblecito de Bruçó. Así pasaba los días mirando el rugir del río Duero allá abajo, hasta que llegaba la noche y regresaba a su pueblo, Aldeadávila de la Ribera, con el rebaño que cuidaba.

Un buen día,en su meláncólico mirar vió a otra pastorcilla de Bruçó que también hacía de cabrera, y ambos se saludaron. Desde aquel día, madrugaba más y apremiaba a las cabras por senderos y peñas para llegar cuanto antes a su Picón.


Su amada pastorcilla Casilda siempre esta allí, para cuando él llegaba, esperándole...un buen día, Felipe contó en el pueblo su amor por Casilda, y se rieron de él, se sintió incomprendido, pero no le importaba, él sabía que podría simpre acercarse al Duero, y sentir, muy, muy cerca a su amada, aunque les separaran 500 metros de abismo.


Sirmpre, al llegar el anochecer, las pandillas de mozalbetes y las partidas, entre jijeo y jijeo, no perdían ocasión de motearse de Felipe: ¡Felipe, Felipón! ¿Ya viste a tu amada en el Picón?


Tanta burla le hacían, entre sus estruendosos jijeos, que un buen día comenzó a soñar con tender un puente que le uniera con su amada: empezaba temprano a derribar las rocas sobre el lecho del brumoso y rugiente Duero. Todo le servía: las manos, el cayado, cualquier utensilio y herramienta metálica para derribar el Picón, y hacer un puente imposible que la unieran con su querida Casilda.


Así, día tras día. Hasta que llegó el verano, y Casilda, nunca más volvería al invierno siguiente.


Felipe, un buen día desapareció bajo las aguas del potente Duero, loco en su amor por la pastorcilla, en su obsesión por tender un puente entre los dos países, Portugal y España.


Entre los dos pueblos, Bruçó y Aldeadávila de la Ribera. Ahí, en la roca, están los restos del trabajo de Felipe, se ven los arañazos en su Picón, que desde entonces se llama: "El Picón de Felipe"


"Felipe, Felipón,

tócame la flauta
y asómate al Picón.

Felipe, Felipín

no vayas a La Pipa
a soplar el flautín".