Cine en las Arribes del Duero

Cine en las Arribes del Duero
Doctor Zhivago, La Cabina, Del Pirineo al Duero...

Mapa de La Ribera del Duero en 1641, durante la invasión portuguesa

Cascada del Remolino. ARRIBES DEL DUERO

sábado, 18 de mayo de 2013

Mulas, contrabandistas y pasos de fortuna

Dirigidos por Diego Aguirrezabala desde la oficina de Estudios y Proyectos de Vitigudino, los pioneros del Salto de Aldeadávila, fueron precisamente los que habían recorrido aquellas rutas de frontera, entre riscos inaccesibles, peñascos, fayales, torrenteras, cuevas, precipicios conocidos como el Salto del Caballero, el Salto del Gitano, el Pozo de los Buitres......

Aguirrezabala y sus topógrafos contrataron a los muleros -contrabandistas y cabreros- de Aldeadávila de la Ribera, y sus mulas para transportar los equipos de topografía, y para construir las primeras casetas de salvaguarda, y transportar maderas y aceros para realizar los pasos de fortuna sobre el Duero...con la técnica del cable que usaban los que transportaban material no fiscalizado entre Portugal y España.....


La construcción de los Saltos del Duero fue un enorme esfuerzo colectivo, financiero y tecnológico, en el que participaron gentes de todas las clases, incluidos estos dos grupos de desclasados: cabreros y contrabandistas familiares.


Todo esto ocurría entre 1949 y 1955, que es el momento del inicio del túnel portugués para desviar el Duero a través de un tubo...que se quedó pequeño con la gran crecida del Duero que habría de venir....









Fuente de los fotogramas: IBERDROLA en tiempo de vals, Julio Medem. 2012





José "el Marindiño" capataz de mulas en el salto de Aldeadávila:


De contrabandista con Portugal en lo más profundo de las Arribes, a encargado de acopios con mulas en el Salto de Aldeadávila. De buscador de vidas, y obrero de la familia Hernández, supo hacerse un hueco importante en la construcción de la Presa de Aldeadávila. Ya en los primeros años 20, coincidiendo con la falta de acuerdo con el accionariado portugués, saltos del Duero, hizo una pequeña tentativa para comenzar la Obra del magnífico Salto de Aldeadávila, allá por los primeros años 20.
Ancianas de Aldeadávila, casi centenarias recuerdan cómo se alquiló, por ejemplo, una cuadra donde hoy se levanta el “Bar Duero” para guardar pequeña maquinaria, picos y palas, algo impensable realmente de construir, y que 30 años más tarde necesitó de maquinaria moderna norteamericana para poderse realizar…y es que los 500 metros de roca granítica casi perfecta eran mucho, pero mucho de verdad para las posibilidades de España durante la Dictadura de Primo de Rivera.
Llegaría el año 1948 en el que se intentaron los primeros acercamientos al río Duero, y era necesario hacer caminos desde La Verde, carreteras desde La Zarza de Pumareda, y un paso, un puente de madera para poder cruzar el río…lo mismo que hacían los que furtivamente, y por necesidad sabían de cruzar el río DUERO en cualquier momento. Así que reclutaron para estos primeros años difíciles a estas personas “aguerridas” y habituadas a estas difíciles ARRIBES. Y una de estas personas era “José el MARINDIÑO”, quien terminaría siendo una especie de capataz manejando las reatas de mulos, y encargándose también de contratar a otras personas de ALDEADÁVILA DE LA RIBERA.
Logró unas pagas interesantes para la época, lo que le permitiría construirse dos cas interesantes en la Avenida de Cristóbal Martín de Herrera, junto al chopo del recinto Ferial del pueblo, la zona de expansión de la Villa.

Estas gentes eran muy necesarias para esa pequeña labor de peonaje en la apertura de caminos de acceso, construcción de firmes y carreteras, movimiento de material, albañilería, encofradores, preparar áridos,…ye en otras increíbles, y que supusieron en algunos casos muertes y heridos como dinamiteros, picadores de túneles, y escaladores con increíbles escaleras y escalas por las paredes rocosas del Cañón del Duero.


Descensos por escalas muy rudimentarias, y portando materiales encima, de hasta 500 metros, que hoy en día serían irrealizables con la técnica de hace 60 y tantos años.

Vaya nuestro homenaje a estas sencillas gentes y trabajadores, algunos de los cuales dejaron su vida en estos precipicios y esfayaderos.