Pila bautismal de Aldeadávila
Adjunto un artículo que he publicado en Wikisalamanca, sobre el final de la Edad Media en la antigua comarca de las Arribes: Villarino, Trabanca, Masueco, Pereña y Aldeadávila, que nos permite conocer que las acciones de nobles de la clase media nobiliaria, sus amenazas a nuestros antiguos vecinos logrando transformar el paisaje e influyendo en el latifundio en La Zarza:
García de Ledesma y Las Arribes (1474-1501)
Introducción
García de Ledesma fue un noble con mucho poder. Corrían los últimos lustros de la Edad media en tierras de Salamanca, y de las Arribes, y la guerra de las banderías se extendía por todos los territorios: Salamanca, Ciudad Rodrigo, Ledesma, y las Arribes. Gran participación en esta comarca tuvieron los nobles García de Ledesma, Gonzalo de la Merca y Pedro de Miranda.
Los primeros tiempos de su acción política
García de Ledesma, representó junto a Juan Rodríguez de Zamora, como Regidor-Procurador a su ciudad, en las Cortes de Madrigal de 1476. Llega a ser Regidor de Zamora, Salamanca y Ciudad Rodrigo.Por aquel mismo año, los vecinos de Villarino de los Aires compran al noble Gonzalo de la Merca la mitad del territorio de Trabanca, cuestión que marcaría el futuro desarrollo de la parte norte de La Rivera.
En 1482, los judíos de Ciudad Rodrigo, se lamentan de que el Corregidor garcía de Ledesma, les señaló barrio apartado de los cristianos, lugar que no consideraban propio
Poco después, aprovechando la debilidad del monarca, y el alejamiento de su valido D. Beltrán de la Cueva, se inician los desmanes en Las Arribes, cobrando especial papel en ellos el Regidor García de Ledesma; este giro inesperado del noble, se puede interpretar como un apoyo decidido por su parte a Doña Juana, frente al bando de Doña Isabel, que terminará por convertirse en fraanca oposición primero, y en bandolerismo después.
Los años de desacato a Isabel
A comienzos de 1490 se dedica a soliviantar y amenazar a los vecinos de los incipientes concejos de Aldeadávila de la Ribera y Masueco:
Citación del Consejo real, reunido en Medina del Campo, el 10 de mayo de 1494: Citación para que García de Ledesma, se presente ante el Consejo Real, y no moleste a los vecinos de Aldea de Ávila y de Masueco, con amenazas de excomunión...
La reina Isabel impone el orden
La paciencia de los Reyes, que se encontraban en Salamanca en aquella época, llegó a colmarse, y García de Ledesma, sufre la primera pena:
Pena de destierro a García de Ledesma y a Fernand de Ledezma, regidores de Zamora, por haber acusado injustamente al licenciado Pedro de Maluenda, cuando se le tomó...
Poco después, se organiza la expulsión de los judíos en tierras de Ledesma, Ciudad Rodrigo y Vilvestre, encargándose de esta función a Alonso de Sejas, y surgen protestas de personas como el judío converso de Ledesma Enrique de la Cueva porque vecinos de Salamanca como Lope de Sosa, se habían quedado con sus bienes.
Igualmente, los justicias de Ledesma recibieron orden de ir a Pereña, o donde fuera necesario, para prender a pedro de Miranda, que era pasador de los judíos fuera de los caminos señalados, y a García de Ledesma, y a Pedro Herrero, quienes habían intentado matar a Alonso de Sejas, encargado de que se cumpliera la salida por los caminos estipulados para tal cosa en el término de la villa de Ledesma, y en Bilbestre.
Finalmente, todos estos personajes, parece ser que sufrieron el máximo castigo, según nos cuenta el cronista Pulgar -aunque las fechas no concuerdan totalmente:
La reina.. fue más inclinada a seguir la vía del rigor que la de la piedad.. por remediar a la gran corrupción de crímenes que subçedió en él. Más de 1500 robadores y homicidas desaparecieron en Galicia en espacio de tres meses, ante el terror infundido por los dos jueces pesquesidores que la reina envió en 1481: Cuarenta y seis fortalezas fueron derribadas entonces, y veinte más tarde: ajusticiados como principales malhechores Pedro de Miranda y el mariscal Pero Pardo..los cuales -dice Pulgar- no podían creer que venía el tiempo en que la justícia los osase prendar.. y ofrecieron en vano grandes sumas de oro para la guerra contra los moros si se les perdonaba la vida...
Púlpito de la iglesia de Aldeadávila (s.XV)