Estos días he vuelto a charlar con el Tío Malandra, de Aldeadávila de la Ribera, genio y figura, con esa cara siempre sonriente y amable...acababa de ganar a las cartas, y con sus 90 añitos.
Sin preguntarle, le gusta hablarme de esas pequeñas anécdotas que nos hacen más agradable el rato y que nos recuerdan cómo era nuestro pueblo no hace tantos años.
Empezamos hablando de la Gran Riada de enero 1962, que se llevó por delante la mitad de la Presa de Aldeadávila, y el puente -sí un magnífico puente que nos unía con Portugal, increíble, pero cierto-, y me recuerda lo dicho por mi madre, hubo otra riada en los años 50, hacia el 54 aún mayor, que se llevó en el arroyo Remoria un puente medieval con un único ojo. Claro, que no toda la culpa la tuvo la enorme lluvia, también el dueño del prado, y es que para tener pasto fresco, había cegado el ojo del puente con ramas, y al bajar la crecida del arroyo, terminó por taponarse. Así perdimos un recuerdo de la Edad Media. Todavía nos quedan muchos, escondidos en las paredes de granito de muchas casas y bodegas, en los subsuelos, y en esa maravilla del gótico tardío que son los muros y naves de la iglesia de San Salvador.
Por cierto, otros dos recuerdos, Miguel Caballero Ledesma, que así se llama "de pila" el Tío Malandra, es hijo de Carabinero y hermano de Guardias Civiles, creo haber visto la foto de su padre, vestido de carabinero en la puerta de la iglesia en los años 20.
Volviendo a lo de la crecida de los año 50 -hacia 1954-, este prado motivo del desastre es el escenario de una de las peripecias de la pandilla relatada en el libro de Jesús Alejo: "La Fábrica de la Luz": una gamberrada juvenil multitudinaria, ante los atónitos ojos de una anciana...
Viñas de la DO Arribes del Duero, poco antes de su vendimia. Corporario de la Ribera. SALAMANCA
Sin preguntarle, le gusta hablarme de esas pequeñas anécdotas que nos hacen más agradable el rato y que nos recuerdan cómo era nuestro pueblo no hace tantos años.
Empezamos hablando de la Gran Riada de enero 1962, que se llevó por delante la mitad de la Presa de Aldeadávila, y el puente -sí un magnífico puente que nos unía con Portugal, increíble, pero cierto-, y me recuerda lo dicho por mi madre, hubo otra riada en los años 50, hacia el 54 aún mayor, que se llevó en el arroyo Remoria un puente medieval con un único ojo. Claro, que no toda la culpa la tuvo la enorme lluvia, también el dueño del prado, y es que para tener pasto fresco, había cegado el ojo del puente con ramas, y al bajar la crecida del arroyo, terminó por taponarse. Así perdimos un recuerdo de la Edad Media. Todavía nos quedan muchos, escondidos en las paredes de granito de muchas casas y bodegas, en los subsuelos, y en esa maravilla del gótico tardío que son los muros y naves de la iglesia de San Salvador.
Por cierto, otros dos recuerdos, Miguel Caballero Ledesma, que así se llama "de pila" el Tío Malandra, es hijo de Carabinero y hermano de Guardias Civiles, creo haber visto la foto de su padre, vestido de carabinero en la puerta de la iglesia en los años 20.
Volviendo a lo de la crecida de los año 50 -hacia 1954-, este prado motivo del desastre es el escenario de una de las peripecias de la pandilla relatada en el libro de Jesús Alejo: "La Fábrica de la Luz": una gamberrada juvenil multitudinaria, ante los atónitos ojos de una anciana...
Viñas de la DO Arribes del Duero, poco antes de su vendimia. Corporario de la Ribera. SALAMANCA