Cine en las Arribes del Duero

Cine en las Arribes del Duero
Doctor Zhivago, La Cabina, Del Pirineo al Duero...

Mapa de La Ribera del Duero en 1641, durante la invasión portuguesa

Cascada del Remolino. ARRIBES DEL DUERO

lunes, 9 de mayo de 2016

El infante Pedro de Aragón

El infante Pedro de Aragón amaba las tierras de las Arribes y Ledesma, en SALAMANCA.

Nuestra Historia diferente de LAS ARRIBES DEL DUERO, parte 124.

Quien iba a tener una participación más activa en tierras de Salamanca, y en general al Oeste del Reino de León, iba a ser el infante Don Pedro. 
Participó en las guerras y luchas de su hermano Enrique contra el rey Juan II, fundamentalmente durante los años 1426 a 1431 en la zona occidental del reino de Castilla. 
Su captura en 1429, llevó, por fin, a la pacificación de las comarcas de Salamanca y Extremadura, exigiéndosele para poder ser liberado la entrega de todas las fortalezas y posesiones que allí tenía su familia.
“El portugués Martin Alfonso, cuando marchó á ver á su padre el rey Don Alfonso de Portugal (Alfonso V); volvió de este reino[1] acompañado por su hermano el infante Don Pedro..., mil ginetes, á sus primos los infantes de Aragon don Fernando y don Juan. El de Trastámara (Juan II) y don Juan Alfonso de Alburquerque se reunieron en Robleda, cerca de Fuenteaguinaldo. Vinieron desde allí y vadearon el río”

Hubo una revuelta general en toda la provincia salmantina, llegando al momento culminante en 1423, con la formación de dos bandos:
o           Bando del infante D. Enrique: formado por los hermanos infantes, y apoyado por el Corregidor de Salamanca, D. Enrique Enríquez quien también tenía las tropas de la ciudad-concejo y el título de “almirante de Castilla”.
o           Bando real: Juan II aconsejado por el Condestable D. Álvaro de Luna, y que tendrían que verse forzados a un acuerdo con los infantes, tras perder todas las fortalezas salmantinas, según nos cuenta una vez más el Semanario pintoresco español:
“En el año 1423 Juan II prendió, por instigaciones de D. Alvaro de Luna al infante D.Enrique; irritados algunos pueblos se alzaron contra su monarca, y pidieron la deposición de D.Álvaro. D. Alonso Enríquez, almirante de Castilla y partidario del infante, era entonces corregidor de Salamanca; se apoderó de las fortalezas y alzó el estandarte de la rebelión. El rey vino á Salamanca con el objeto de pacificarla, pero se vio forzado por los rebeldes a retirarse á Cantalapiedra, en donde viéndose solo, consintió en la separación del privado. En 1431 se celebraron cortes en Salamanca para examinar si era útil la guerra con los moros de Granada; asistieron a ellas muchos esclarecidos varones y eminentes prelados. Se declaró la guerra, y la ciudad contribuyó con lanzas y con una crecida suma de maravedises.”

Es en esta época, entre 1415 y 1430 en que las fortalezas y alcázares de Aldeadávila y Pereña de la Ribera son reconstruidos, ampliados y dotados de una capacidad militar que no tenían anteriormente: saeteros, lombardas, guarnición, etc. 
Tras la entrega del señorío de Ledesma en las Treguas de Majano, pierden de nuevo su condición militar, y no es seguro que el Condestable don Alvaro de Luna las dotara de una guarnición importante.
“Juan II confió a religiosos dominicos la custodia del santuario(¿), y en 1.445 después de dar gracias a nuestra Señora por la victoria de Olmedo, le cedió la jurisdicción del terreno confiscado al rebelde infante de Aragón D. Enrique”.
Cuando el infante Enrique fue expulsado de su señorío salmantino, la Villa de Ledesma fue entregada al “justicia mayor” Pedro de Estúñiga, como condado; por ello los infantes Enrique y Pedro continuaron las hostilidades, lo que llevó a Juan II y a Alvaro de Luna a intervenir en Ledesma y aplicar a la villa un castigo ejemplar, sin duda por el apoyo prestado a los infantes.
En 1430 vuelve a la escena D. Enrique reclamando sus posesiones leonesas y castellanas, y hacia 1440 recupera el control del territorio de Ledesma.

Entrada a la Bodega de los Martín Herrera, del s.XVIII en la confluencia de la calle Abajo con la plaza que lleva su nombre.


La simbólica calle Maderos, fuera de los muros medievales de Aldeadávila de la Ribera, tal como era antes de su limpieza.


[1]         Doña Leonor de Guzmán o Alburquerque. Manuel Villar y Macías: “Historia de Salamanca”, p.12.