Cine en las Arribes del Duero

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Mapa de La Ribera del Duero en 1641, durante la invasión portuguesa

Cascada del Remolino. ARRIBES DEL DUERO

lunes, 30 de junio de 2014

Impuestos en el antiguo Reino de León

Los mercados de León estuvieron sujetos a la vigilancia de inspectores análogos al “Señor del zoco” (“Sahib-al-suq”) de las ciudades musulmanas precedentes, del que derivó el nombre de Zabazoque. Ya en la Alta Edad Media, los concejos gozaban de una cierta autonomía jurisdiccional y político-administrativa, de modo que su intervención en las cuestiones del mercado: abastos, pesos, y medidas… hizo necesaria la designación en esta tierra de León de algunos oficiales delegados, que según Claudio Sánchez Albornoz, ya desde principios del s.XI eran elegidos en asamblea vecinal, así los zabazoques serían unos inspectores del mercado. A la denominación para el señor del mercado, le sucedió lo mismo, tomándose en las poblaciones hispano-musulmanas del árabe: “al muthasib” y transformándose en almotacén.
El origen del impuesto indirecto denominado aduana es más remoto, pues tiene antecedentes en la Hispania romana (el portorium), y también formó parte de los tributos cobrados por los visigodos, pero la verdadera organización aduanera la llevaron a cabo los musulmanes, y fue rápidamente adoptada por los cristianos según conquistaban el territorio[1]. Esto explica que las menciones de aduana como acepción de aduana como acepción de impuesto, todavía en el s.XIII, estén sólo en el sur de la Península, mientras que en la vieja Castilla y León, se continuó usando el término portazgo, o portadgo, que aparece en los documentos de Alfonso X dirigidos a todas las zonas de la península, y que convive en las tierras de León con: portalgo, portage, portaje, etc. Muchas aduanas se hallaban incorporadas en los almojarifadgos: en la ciudad de Toledo, y en otros núcleos urbanos del sur, los reyes organizaron el cobro de impuestos indirectos según el modelo toledano, mediante un régimen de recaudamiento y tesorería conjunto que recibió el nombre de almojarifazgo, voz que deriva de almojarife:”recaudador de contribuciones” del hispano árabe “musríf” (tesorero, “superintendente de Hacienda”)[1]. Se comprueba pues, que nos hallamos ante una herencia indirecta andalusí, que a través del filtro toledano, se termina aplicando en muchas ciudades y villas en el s. XIII, y aforadas.
Por lo que se refiere al léxico en general, también se usaba en Galicia el término: roso (rapto), y el de “britar” (“quebrantar, violar”) en documentos de los reyes del s. XIII dirigidos a León.

Detalles bajomedievales en Aldeadávila de la Ribera- Arribes del Duero. SALAMANCA


[1]         DCECH, s.v. “almojarife”.


[1]         GARCÍA de V., 1982: 158-159, y 604-605.