Calle de Abajo, Casa tradicional, que fue bar hasta años recientes. Se ven dos sillerías de balcón lamentablemente amputadas
A la ya intensa labor para la conservación de fachadas y elementos arquitectónicos notables de su casco histórico, se une la reciente limpieza y restauración del edificio completo del Humilladero de la Cruz, que en nuestro pueblo conocemos todas por “la ermita del Santo Cristo”, comenzada a construir en la primera mitad del siglo XVII, y finalizada, según reza inscripción en el año 1.812. Este detalle ha sido dado a conocer por los trabajadores que con mimo han procedido a su restauración.
Ahora le toca el turno a nuestro precioso callejero, ese pequeño laberinto bien conservado de plazuelas, cuestas, colagones, con su extraño encerramiento elipsoidal, signo de que antaño la entonces aldea disponía de un perímetro cercado de casi 850 metros.
El callejero se agrupa en los cuatro barrios históricos encerrados en dicha elipse: de Abajo, La Atalaya, Peñas, y de Arriba o morisco, pero también las “nuevas” calles que se abrieron con “brechas” en dicho cierre guardan su sabor, con preciosas placitas, rincones llenos de sabor arribeño, y detalles que sólo el viajero observador puede apreciar, pero que ahora el Ayuntamiento nos ofrece a todas, a través de una preciosa señalización en cerámica, que está “al llegar”.
La finalidad de esta señalización o “callejero” es dar a conocer a todas las personas los usos antiguos de nuestras calles, personas que transitaron por ellas y dejaron su huella, edificios históricos, fuentes y caños tradicionales, étc.
Todos nuestros Visitantes podrán disfrutar más de nuestras calles, y de sus pequeños rincones, uniéndose así nuestra Villa, en esta iniciativa a localidades tan hermosas como, por ejemplo La Alberca.
Por estos rincones de fuentes, de piedra labrada de Las Arribes y coquetas placitas vivieron y se esperanzaron con la vida figuras españolas de tanta significación como Matilde Cherner y Hernández, Félix Olmedo, el Cardenal Marín Herrera, el II Marqués llamado José Antonio –que además de ser varias veces ministro realizó la 1ª Reforma general del Sistema de Universidades y de Educación-, su tío materno –muy desconocido en nuestra Villa- Manuel Caballero del Pozo: Rector de la Universidad de Salamanca durante la Guerra contra los franceses, el “cuentista” Hernández Catá, y una pléyade de escritores, músicos, cabreros, religiosos (Alejandro Gallego, José Martín Herrera, Fray Alonso Sendino, étc)- de los que se decía que no había familia nuestra que no tuviera alguno- y el último gran escritor que ha dado nuestra Villa: don Luciano Pereña Vicente.
También a principios de siglo, y asombrados por nuestra “habla de la Rivera” personalidades como don Miguel de Unamuno, su discípulo Federico de Onís, Antonio Llorente Maldonado, y un largo etcétera de los mejores pensadores e investigadores salmantinos de principios del siglo XX, entre los que están nuestro médico más famoso, y también compañero y amigo de Unamuno: “Crotontilo”, don José González de Castro.
Iniciativas así, en las que han colaborado un sinfín de vecinos, nos acercan un poco más al reconocimiento de nuestro Patrimonio Cultural como Bien de Interés Cultural a nivel regional; declaración ésta que ya no depende de nuestra Villa, sino del apoyo que las Administraciones Públicas, “más allá de las Arribes” quieran dar, y ya se sabe que esta tierra lleva ya siglos de “olvido institucional”.
Por nuestra parte, que no quede, como diría el otro.
Podremos ver explicaciones como éstas:
Travesía de Abajo: el Barrio de Abajo es uno de los cuatro históricos, formado por casas tradicionales, nos conduce a la parte de menor altitud del pueblo. Su trazado sigue el de las antiguas cercas, y el de las aguas que bajan de “la Sierra”. Está salpicada de casas tradicionales originales de los siglos XVIII y XIX. Su parte superior va poblándose progresivamente de casas más nobles.
Calle Abajo: une el centro urbano con el Barrio de Abajo, donde se encontraban antiguamente las Escuelas de las niñas. En su punto inferior nace el arroyo Remoria. Se distinguen lienzos de las antiguas cercas de piedra. Une la “Puerta de Abajo” con la ermita de “la Santa”.
Calle Ánimas: recoge el nombre de la “Capilla de las Ánimas benditas”, una de las más ricas de la Villa. Delimitada por la cara norte de la Iglesia Parroquial y de la Torre-fortaleza. Conserva inscripciones de judíos-conversos. El dispensario médico a principios del siglo XX estaba en esta calle: en él trabajó “Crotontilo” médico y periodista compañero de Unamuno.
Y este último texto nos trae a colación el asunto de dos famosos judíos de este pueblo: “Ana Rodríguez” procedente de Prado Gatao y Joseph de Paz, portugués también, que fueron juzgados en nuestro pueblo por el Tribunal de la Inquisición de Valladolid, según nos ha dicho Julio Caro Baroja.
Casa de mediados del s.XVIII en el Barrio de Abajo
En otra ocasión cercana podemos conocer más detalles de estos dos portugueses de Tras-os-Montes que un buen día decidieron venir a vivir a nuestra Villa.