**Antigua costumbre de vaqueros y monteros.
Información tomada de la novela: ""Luna de enero y el amor primero" de Tomás Borrás, ed. de 1961, Editorial Juventud. Página 67 y ss.
Desde siempre fueron muy diferentes los aldeanos labriegos de los vaqueros y montaraces. Los vaqueros bajaban a los pueblos por las fiestas, romarías, para concertar bodas, actos religiosos, étc., pero cuando no lo necesitaban vivían aislados cuidando del ganado, y con unas costumbres singulares y muy diferentes a las practicadas en los pueblos. Estas diferencias eran muy palpables en el Campo Charro todavía en la segunda mitad del s. XIX: una costumbre que nos sorprendería hoy en día es el de la Ceiba.
Peñas rodantes en Bruçó, Mogadouro- Trás-os-Montes. Parque Natural del Douro Internacional
""Yo soy de la Baña, León -había dicho el Obdulio....-Y me rindo a mi natural. Conque acabadas las faenas del verano, vosotros los segaores; vosotras las rastrojeras y carboneras, y nosotros los vaqueros, haremos según la ceiba. Y al que Dios le depare mujer, y a la que depare marío, allá con su suerte, que es ley que no se pué romper y vale más que juramento.
Conque ¡hala!. Tramaron cestas de junco fresco con cornamentas de buey, y en la corraliza, cerrada, con jolgorio de viejos de encía monda, que la enseñaron al reír, los mozos cubiertos de la cesta, a ciegas, embestían a las solteras, que les huían con algaraza y graznidos.
El gañán lograba topar alguna en el revuelo y ella dábase a sumisión y a noviazgo, pues era sacramente topada, conseguida por el galán. Desde aquel día era privilegio dormir juntos, si el frío era recio, separados sólo por la sábana bajera, asaltada la casa de la moza por el cuasi esposo, y dormir en los pajares y ahuyentar otros cortejos: que la topada asumía condición de prenda, como si diese de voluntad su mano, y ni allegados ni familia podían romper lo que la ceiba ató".
"Festa dos Velhos" en Bruçó. Se representa otra danza ritual en la que no falta la relación sexual, la persecución.
En los lugares más remotos de las Arribes hubo montaraces o familias que vivían alejadas del funcionamiento de sus pueblos o comunidades más cercanas. Mi madre relata que hasta los años 50 hubo una familia que vivía en unas casitas muy humildes cerca del Teso la Besáa, con unas niñas jóvenes que no acudían a la escuela. El último montaraz de Aldeadávila de la Ribera fue el tío Titán.
Información tomada de la novela: ""Luna de enero y el amor primero" de Tomás Borrás, ed. de 1961, Editorial Juventud. Página 67 y ss.
Desde siempre fueron muy diferentes los aldeanos labriegos de los vaqueros y montaraces. Los vaqueros bajaban a los pueblos por las fiestas, romarías, para concertar bodas, actos religiosos, étc., pero cuando no lo necesitaban vivían aislados cuidando del ganado, y con unas costumbres singulares y muy diferentes a las practicadas en los pueblos. Estas diferencias eran muy palpables en el Campo Charro todavía en la segunda mitad del s. XIX: una costumbre que nos sorprendería hoy en día es el de la Ceiba.
Peñas rodantes en Bruçó, Mogadouro- Trás-os-Montes. Parque Natural del Douro Internacional
""Yo soy de la Baña, León -había dicho el Obdulio....-Y me rindo a mi natural. Conque acabadas las faenas del verano, vosotros los segaores; vosotras las rastrojeras y carboneras, y nosotros los vaqueros, haremos según la ceiba. Y al que Dios le depare mujer, y a la que depare marío, allá con su suerte, que es ley que no se pué romper y vale más que juramento.
Conque ¡hala!. Tramaron cestas de junco fresco con cornamentas de buey, y en la corraliza, cerrada, con jolgorio de viejos de encía monda, que la enseñaron al reír, los mozos cubiertos de la cesta, a ciegas, embestían a las solteras, que les huían con algaraza y graznidos.
El gañán lograba topar alguna en el revuelo y ella dábase a sumisión y a noviazgo, pues era sacramente topada, conseguida por el galán. Desde aquel día era privilegio dormir juntos, si el frío era recio, separados sólo por la sábana bajera, asaltada la casa de la moza por el cuasi esposo, y dormir en los pajares y ahuyentar otros cortejos: que la topada asumía condición de prenda, como si diese de voluntad su mano, y ni allegados ni familia podían romper lo que la ceiba ató".
"Festa dos Velhos" en Bruçó. Se representa otra danza ritual en la que no falta la relación sexual, la persecución.
En los lugares más remotos de las Arribes hubo montaraces o familias que vivían alejadas del funcionamiento de sus pueblos o comunidades más cercanas. Mi madre relata que hasta los años 50 hubo una familia que vivía en unas casitas muy humildes cerca del Teso la Besáa, con unas niñas jóvenes que no acudían a la escuela. El último montaraz de Aldeadávila de la Ribera fue el tío Titán.
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