La Historia diferente de las Arribes del Duero- parte 114
“Doña
Leonor, en 1419, confirmó esta
donación á su dicho hijo el infante de Aragón D. Enrique, Maestre de Santiago,
dándole “el condado de Alburquerque y de las villas de Medellín, Azagala, la Cobdosera , Alconeta, con
las Garrovillas, Alconchel, Ledesma, Salvatierra, Miranda, Montemayor, Granada
y Galisteo”.
El espacio del Territorio
de la Villa de
Ledesma sufrió modificaciones a lo largo del tiempo, con pequeñas
desmembraciones a favor de Órdenes militares y conventos, y de algún noble. Por
ello, los regentes del Concejo de Ledesma estaban interesados e fijar de una
manera definitiva el ámbito de su jurisdicción, y aprovechan este momento de la Reina Doña Leonor y el
infante Fernando de Antequera, que
era el señorío al máximo nivel, la propia reina
Dñª. Leonor, y se firma por su parte una sentencia en 1403, que detalla, citando por su nombre, un total de 187 pueblos,
enclavados en su término y sometidos a su jurisdicción[1].
Calle Poza de Aldeadávila de la Ribera, cuando era toda de piedra, con preciosos cachorros, sillares, y la Torre medieval siempre omnipresente en todas las escenas. Esta calle era de siempre la calzada que la unía con Ledesma y Masueco de la Ribera
La donación del Señorío de Ledesma al infante Enrique de Aragón duró, hasta que su
hermano el infante Pedro de Aragón fue
hecho preso, y a cambio de su
liberación D. Enrique devuelve todos
sus señoríos en Castilla al rey Juan II, su
gran enemigo, contra el que estaba guerreando:
“Doña
Leonor confirma en 1419 esta donación a su hijo D. Enrique, Maestre de Santiago
e infante de Aragón con la condición expresa de “que el infante mezclase en sus
armas las de la reina, su madre, que fueron las del conde don Sancho, su padre,
hermano del rey D. Enrique el Mayor,, de quien la reina había heredado aquel
condado y villas.
Reservándose
la reina por su vida todos los frutos y rentas de aquel estado y se obligó de
procurar que el rey de Castilla consignara sobre las alcabalas de aquellas
villas todo lo que se debiese á la reina su madre y á las infantas Doña María y
Doña Leonor sus hermanas, y al infante D. Pedro su hermano; pero éste último
fue preso en 1432, y su buen hermano D. Enrique concertó su soltura cediendo la
villa de Alburquerque con todas las demás fuerzas que tenía en la tierra de
Castilla.”
De la época del rey Alfonso XI, que había nacido en
Salamanca procede la relación de los Trastámaras
con las tierras de Ledesma y de Villarino. Esta era una tierra de buena
caza mayor y de montería, así que no es nada extraño la relación de un monarca tan
aficionado a la caza. Así se entablaría la relación del caballero González
Rodríguez de Ledesma con toda la familia real:
“ el
caballero González Rodríguez de Ledesma, Montero Mayor del muy excelente Rey
Don Fernando el 6º de Aragón[1],
repostero mayor de la muy ilustrísima doña Leonor su mujer e Montero mayor del
mui noble Rey don Alonso de Aragón su hijo e ayo de los Infantes sus hermanos.
Fino a diecinueve de noviembre año de mil cuatrocientos y veintiún años” y dice dónde reposa su tumba:”y en esta capilla… hay una tumba negra
tachonada con cintas negras…” [2]
Este González
Rodríguez de Ledesma, con fuerte influencia en la Corte de Fernando de Antequera y de la reina Doña Leonor, y de sus hijos, parece ser
hijo del famoso caballero Men Rodríguez
de Ledesma, que tantos señoríos
obtuvo del rey:
“…
como el dicho González Rodríguez de Ledesma habría sido hijo de Men Rodríguez
de Sanabria, suya fue la puebla de Sanabria, que hoy posee el conde de
Benavente, y otros muchos lugares. El cual dicho Men Rodríguez de Sanabria
estaba enterrado en una capilla de la isla de Cerdeña e tenía en medio un bulto
con un letrero que lo decía…[3]”
Finalmente, González Rodríguez de Ledesma es
ajusticiado por orden del rey.
[1] Se trata de un error de la cita. Es el
Rey Fernando I de Aragón, también llamado de Antequera.
[2] CRESPO NAÓN, Juan Carlos: “Homenaje al
4º Centenario de la segunda fundación de la ciudad de Trinidad y Puerto de
Santa María de los Buenos Aires”, publicado en 1980 por el Instituto de
Estudios Iberoamericanos.
[3] “Homenaje al 4º Centenario…”, p. 65.
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