Por otra parte, nada se nombra de Ledesma, Salamanca o Ciudad Rodrigo, aunque sí Plasencia, lo que nos da a entender que estos territorios fueron fácilmente ocupados por el rey Alonso V, y que en ellos no se librarían batallas de importancia, simplemente no estaban en el epicentro de la guerra.
Fue este dominio luso el que obligaría a Isabel de Castilla a realizar una segunda repoblación de esta comarca, y sin duda que a dotarla de medios económicos y de cobranza de impuestos que revitalizara la zona. Seguramente, ordenó también una concentración de la población en los núcleos que ya conocemos hoy en día, desde Villarino de los Aires a Vilvestre, lo que definitivamente generaría el abandono de pequeñas aldeas, de las que quedaría en algunos casos ermitas, y en otros tumbas medievales. En Villarino se abandonaría San Cristóbal, en Pereña sería el momento de la última refundación abandonando San Alvito, en Aldeadávila se abandonaría Rivas o Ribas de Aldeadávila y Cuadrilleros, también Robledino de Santo Domingo, y en Mieza San Amaro de Pandera, que dada todavía su cercanía al núcleo actual mantuvo el culto como iglesia parroquial hasta después de 1603-1617.
Esta nueva preocupación por la Ribera del Duero salmantina, también daría lugar al incremento de rentas de las parroquias, para favorecer su sustento, y a que veamos párrocos con influencia directa en la Corte de los Reyes Católicos como Juan de Anchieta-párroco de Villarino de los Aires-, y ya muerta Isabel la Católica al Beneficiado de la Torre, en Aldeadávila, como Beneficiado de las nuevas rentas de esta parroquia.
Por otra parte la existencia de clérigos portugueses en algunas poblaciones salamantinas fronterizas, no hay que verlas sólo como una influencia cultural de la Raya, sino también como el rastro de poder que estaba implantando Alfonso V en el territorio castellano fronterizo.
Murallas Templaria en la ciudad de Mogadouro, Trás-os-Montes- frente a Aldeadávila de la Ribera
Fue este dominio luso el que obligaría a Isabel de Castilla a realizar una segunda repoblación de esta comarca, y sin duda que a dotarla de medios económicos y de cobranza de impuestos que revitalizara la zona. Seguramente, ordenó también una concentración de la población en los núcleos que ya conocemos hoy en día, desde Villarino de los Aires a Vilvestre, lo que definitivamente generaría el abandono de pequeñas aldeas, de las que quedaría en algunos casos ermitas, y en otros tumbas medievales. En Villarino se abandonaría San Cristóbal, en Pereña sería el momento de la última refundación abandonando San Alvito, en Aldeadávila se abandonaría Rivas o Ribas de Aldeadávila y Cuadrilleros, también Robledino de Santo Domingo, y en Mieza San Amaro de Pandera, que dada todavía su cercanía al núcleo actual mantuvo el culto como iglesia parroquial hasta después de 1603-1617.
Esta nueva preocupación por la Ribera del Duero salmantina, también daría lugar al incremento de rentas de las parroquias, para favorecer su sustento, y a que veamos párrocos con influencia directa en la Corte de los Reyes Católicos como Juan de Anchieta-párroco de Villarino de los Aires-, y ya muerta Isabel la Católica al Beneficiado de la Torre, en Aldeadávila, como Beneficiado de las nuevas rentas de esta parroquia.
Por otra parte la existencia de clérigos portugueses en algunas poblaciones salamantinas fronterizas, no hay que verlas sólo como una influencia cultural de la Raya, sino también como el rastro de poder que estaba implantando Alfonso V en el territorio castellano fronterizo.
Murallas Templaria en la ciudad de Mogadouro, Trás-os-Montes- frente a Aldeadávila de la Ribera
Túnel medieval en Aldeadávila, probable túnel de escape de la Torre-Fortaleza
Puente medieval en Tamame, en la antigua calzada que une Zamora capital con Ledesma