El Viernes santo, con los Guardianes de Jesús Crucificado, la Dolorosa procesionando por el Rollo, mucha devoción en estas tierras fronterizas.
Procesión de la Dolorosa, en la esquina del Juego Pelota, entre Salas Pombo y la ermita del Santo Cristo, años 40. Los que están en primera fila son los hermanos Cañuelo. Foto Cortesía de la familia.
Rezos, devoción, y mucho silencio.
"La Semana Santa de Aldeadávila, tan emotiva y espectacular para todos los pueblos del contorno también nos traía ilusiones, no pequeñas, a la chiquillería:
la primera era el afán que teníamos en que el ramo que llevásemos a la Misa y Procesión del Domingo de Ramos fuese el mejor, alto, recto y frondoso. Nuestros padres lo cortaban del olivo más corpulento que tenían, y nosotros nos encargábamos de adornarlo con ramitas de romero florido, campanitas y pucheras que íbamos a buscar a la Pizarra donde había muchas.
A primeras horas de la mañana del Domingo de Ramos ya salíamos con nuestro ramo a la calle, exhibiéndolo y queriendo competir con el de los otros compañeros. En la procesión se formaba un verdadero bosque de olivos.
Pero la mayor ilusión era poseer una carraca -taravilla o carretón-, adaptable a nuestra edad y manejable según nuestras fuerzas, que hiciese el mayor ruido posible. Desde el más pequeño monigote, hasta los mayores alumnos de la escuela, todos rivalizábamos en hacer funcionar nuestro aparato de hacer ruido, y en los días de Semana santa, no se oían más que carracas por las calles del pueblo, especialmente el Jueves y Viernes santo, y a las horas en que los monaguillos -que eran los que llevaban mejores carretones- anunciaban los actos religiosos.
Pero el fin principal para el que estaban destinados estos artilugios era para asistir a las Tinieblas...
Las Tinieblas no eran más que los Matines y Laudes del oficio divino, que solemnemente se cantaban en la iglesia la tarde del Miércoles, Jueves y Viernes Santos, sobre todo el Miércoles, ya que los otros dos días no se podían celebrar con esa solemnidad, porque había que atender a otros actos litúrgicos.
Comprendían los tres nocturnos, cada uno tres salmos y tres lecciones -las célebres lamentaciones de Jeremías-, terminando con el cántico del Benedictus.A ellas asístíamos de muy buena gana, aún cuando nos resultaban pesadísimas, a trueque de desahogarnos al final con nuestras matracas...
Nuestros queridos y admirados "Otistos" acompañando a Jesús Crucificado en la procesión desde el santo Cristo a la iglesia parroquial de El Salvador.
El escritor aldeavileño Eusebio Ledesma Mieza, en su obra "Mi Tierra: las Arribes del Duero; Mi pueblo: Aldeadávila de la Ribera", publicado por el Excmo. Ayuntamiento de Aldeadávila de la Ribera (mayo de 2010, Depósito Legal M-20584-2010).
El escenario, la procesión recorre el camino entre la ermita del Santo Santo Cristo del Humilladero (s. XVII) y la Iglesia de El Salvador (S. XIII al XVIII), por la calle del rollo, Cilla y Escuelas.
Y esos atardeceres, en Las ARRIBES vestidos de naranja, sobre ese verde omnipresente, como éste que nos pasa facebook el PORTAL DE LAS ARRIBES
"Cántico del BENEDICTUS:
Procesión de la Dolorosa, en la esquina del Juego Pelota, entre Salas Pombo y la ermita del Santo Cristo, años 40. Los que están en primera fila son los hermanos Cañuelo. Foto Cortesía de la familia.
Rezos, devoción, y mucho silencio.
"La Semana Santa de Aldeadávila, tan emotiva y espectacular para todos los pueblos del contorno también nos traía ilusiones, no pequeñas, a la chiquillería:
la primera era el afán que teníamos en que el ramo que llevásemos a la Misa y Procesión del Domingo de Ramos fuese el mejor, alto, recto y frondoso. Nuestros padres lo cortaban del olivo más corpulento que tenían, y nosotros nos encargábamos de adornarlo con ramitas de romero florido, campanitas y pucheras que íbamos a buscar a la Pizarra donde había muchas.
A primeras horas de la mañana del Domingo de Ramos ya salíamos con nuestro ramo a la calle, exhibiéndolo y queriendo competir con el de los otros compañeros. En la procesión se formaba un verdadero bosque de olivos.
Pero la mayor ilusión era poseer una carraca -taravilla o carretón-, adaptable a nuestra edad y manejable según nuestras fuerzas, que hiciese el mayor ruido posible. Desde el más pequeño monigote, hasta los mayores alumnos de la escuela, todos rivalizábamos en hacer funcionar nuestro aparato de hacer ruido, y en los días de Semana santa, no se oían más que carracas por las calles del pueblo, especialmente el Jueves y Viernes santo, y a las horas en que los monaguillos -que eran los que llevaban mejores carretones- anunciaban los actos religiosos.
Pero el fin principal para el que estaban destinados estos artilugios era para asistir a las Tinieblas...
Las Tinieblas no eran más que los Matines y Laudes del oficio divino, que solemnemente se cantaban en la iglesia la tarde del Miércoles, Jueves y Viernes Santos, sobre todo el Miércoles, ya que los otros dos días no se podían celebrar con esa solemnidad, porque había que atender a otros actos litúrgicos.
Comprendían los tres nocturnos, cada uno tres salmos y tres lecciones -las célebres lamentaciones de Jeremías-, terminando con el cántico del Benedictus.A ellas asístíamos de muy buena gana, aún cuando nos resultaban pesadísimas, a trueque de desahogarnos al final con nuestras matracas...
Nuestros queridos y admirados "Otistos" acompañando a Jesús Crucificado en la procesión desde el santo Cristo a la iglesia parroquial de El Salvador.
El escritor aldeavileño Eusebio Ledesma Mieza, en su obra "Mi Tierra: las Arribes del Duero; Mi pueblo: Aldeadávila de la Ribera", publicado por el Excmo. Ayuntamiento de Aldeadávila de la Ribera (mayo de 2010, Depósito Legal M-20584-2010).
Y esos atardeceres, en Las ARRIBES vestidos de naranja, sobre ese verde omnipresente, como éste que nos pasa facebook el PORTAL DE LAS ARRIBES
"Cántico del BENEDICTUS:
68Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
69suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
70según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
69suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
70según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
71Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
72realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
73y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
y de la mano de todos los que nos odian;
72realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
73y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.
74Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
75le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
arrancados de la mano de los enemigos,
75le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
76Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
77anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
77anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.