Cine en las Arribes del Duero

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Mapa de La Ribera del Duero en 1641, durante la invasión portuguesa

Cascada del Remolino. ARRIBES DEL DUERO

martes, 12 de enero de 2016

La Regencia de Fernando de Antequera 1407-1416

La Historia diferente de las Arribes del Duero parte 121.

Desde Aldeadávila de la Ribera, Corazón de las Arribes del Duero. SALAMANCA

A la muerte del rey Enrique III, se nombran los regentes del reino: el infante D. Fernando y la reina viuda Dª Catalina de Láncaster, y toman posesión de sus cargos el 15 de enero de 1407. Rápidamente, se convocan las Cortes de Segovia: el 27 del mismo mes[1].
Fernando iba a tener un papel primordial en la región leonesa del reino: en él primaban el ideal caballeresco, las guerras contra Granada y el afán centralizador, era el hijo 2º del monarca Juan I, hermano por tanto del rey difunto. Poco antes de asumir la regencia se había casado con Dª Leonor de Alburquerque, uniendo así las dos mayores fortunas y posesiones de señoríos del reino: Fernando aportaba la parte vallisoletana y burgalesa con los territorios de: ducado de Peñafiel y Señorío de Lara, Medina del Campo, Olmedo, Cuéllar, San Esteban de Gormaz, Castrojeriz, Villalón y Urueña, mientras que su esposa entregaba los señoríos de Haro, Ledesma y Alburquerque. Así mismo Fernando detentaría las Órdenes de Santiago y de Alcántara.
Preocupó a D.Fernando la idea de que, a su muerte sus hijos le sucedieran y ocuparan cerca del monarca el mismo lugar que él ocupaba como protector de la nobleza. En realidad, ellos convirtieron el Consejo Real de Castilla en el organismo supremo de Gobierno, más allá incluso, de la voluntad del monarca.
La corregente Dª Catalina mantuvo una actitud cambiante y de desconfianza hacia el buen trabajo de su cuñado D.Fernando, provocando que no fructificaran algunas de las medidas centralizadoras de Fernando. La falta de entendimiento entre los dos regentes obligó a la división entre ambos del territorio castellano-leonés, en dos grandes provincias:
Correspondió al infante la mitad de Castilla, contada desde los puertos de Guadarrama, incluyendo además sus propios señoríos: Peñafiel, Alburquerque y Ledesma, Lara, Alba de Tormes, Ayllón, etc. En esta zona estaba la mitad norte de Castilla, y los núcleos principales  de las Órdenes de Alcántara y Santiago, maestrazgos que hizo pasar después a sus hijos: este hecho provocó un nuevo motivo de intrigas para algunos consejeros, aunque ninguno se atrevió a dar un paso más adelante.
En enero de 1408 Dª. Catalina le protesta por algunas decisiones del infante Fernando en su provincia, como la decisión de labrar moneda, y haber dado diversas mercedes a mucha gente bajo pretexto de abonar más sueldos.
La concordia entre ambos, no sin necesidad de grandes concesiones por parte de Fernando se ultimó en el Alcázar de Guadalajara, el 23 de junio de 1408. Poco después, Dª. Catalina  va perdiendo poco a poco a sus consejeros, lo que hace que se le restrinja su influencia en la regencia.
El período de 1408 a 1412 es el decisivo para Fernando, gracias a la conquista que realiza de la plaza de Antequera, su elección como Rey de Aragón y por el gobierno cada vez más personal que realiza hábilmente en Castilla. También dicta disposiciones y -esto es lo más importante para nosotros-, en las que reforma la administración de las ciudades, sanea la vida ciudadana y trata de corregir abusos que se estaban dando en las principales poblaciones y villas del reino, llegando incluso a obligar al destierro a personajes hostiles. Con estos éxitos notables, en adelante no habrá en el período de regencia más autoridad que la de Fernando.
Cuando marcha finalmente a Aragón, decide, no obstante mantener la regencia, lo que le obliga a un esfuerzo grande, y algunas de las decisiones en adelante se retrasarán notablemente; además de ello, se originan gastos cuantiosos para las embajadas y viajes de nobles a la corte aragonesa para resolver asuntos, lo que provoca una pérdida de moneda en Castilla. Todos los historiadores, no obstante, están de acuerdo en señalar éste como un período de paz y estabilidad para Castilla.
Lo que más afecta a nuestra tierra fronteriza leonesa es que se reanuda el comercio exterior y se decide aumentar la seguridad en la frontera con Portugal y Francia. Se retoma en los municipios el nombramiento de corregidores.

Basamentos de las llamadas Cruces de santiago en Aldeadávila de la Ribera. Tienen una datación aproximada del año 1500, y fueron reutilizadas, una vez se demolió la ermita de Santiago en el Vía Crucis. Merecen ser conservadas como patrimonio histórico artístico de Aldeadávila.
Aparte de las pérdidas de rentas a favor de Aragón, en mayo de 1408 regresa el infante D. Juan , hijo de Fernando de Aragón, escoltado por muchos caballeros de su partido aragonés, y el 2 de junio de dicho año muere la corregente Catalina de Láncaster.
En los primeros años después de su muerte, el arzobispo de Toledo Sancho de Rojas intentaba gobernar atrayéndose hacia su partido a Juan Fernández de Velasco y a Diego López de Stúñiga, y limpió la corte de favoritos de la reina. El rey niño pasó al custodio de su persona. Éste es el grupo que ostenta el poder de 1416 a 1418. Finalmente regresa el infante Juan a Castilla, y se hace casar al rey Juan II con María de Aragón, hija de Fernando. Con la muerte de éste, cambia la situación otra vez para peor, generándose nuevas luchas de bandos nobiliarios, y un confusionismo general, que marcaría el reinado de Juan II.


[1]         Pascual Martínez, Lope: “La cancillería real castellana durante la regencia del infante don Fernando de Antequera”, p.179.

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